Aunque es conocida la resistencia de la industria a que la gente use medicamentos genéricos en lugar de los costosos de laboratorios poderosos, nunca antes había sido tan burda la predisposición del PAMI.
La foto es la prueba ostensible del delito que se está concretando. El 2 de junio 2017, se le rechazó la receta número 970907130 a la Farmacéutica Delia Fasciolo, de la Farmacia Mendoza cita en la Ciudad de Rosario.
«A pesar de que la ley 25649/02 obliga al profesional farmacéutico a sustituir un medicamento caro, por otro equivalante más económico, la obra social estatal más grande del país se lo impide», señalaron desde el gremio de farmacéuticos.
Efectivamente, la auditoría de la obra social de los jubilados, a cargo de la industria farmacéutica, le rechazó la receta aduciendo que “el item no coincide con lo prescripto en receta…”. Es decir que se castigó a la Farmacéutica por cumplir su función y por intentar ahorrarle dinero al jubilado y al PAMI.
Esta situación, que se repite por miles, ocurre justo en el momento en que PAMI rescindió el contrato de prestación farmacéutica porque no puede pagar el elevado precio de los fármacos. Según dice la gestión, ese gasto le consume 32% del presupuesto y le genera un déficit de 900 millones de pesos mensuales.
«Cabe preguntar y preguntarse: Hasta cuándo debemos tolerar la ilegalidad? Hasta cuándo vamos a soportar la hipocrecía de decir una cosa y hacer otra?», sostienen desde el gremio de farmacéuticos.