«En vez de cuestionar la medida dispuesta por la CGT, los funcionarios deben buscar todos los caminos tendientes a reactivar una Mesa de Diálogo que funcione y donde se debatan toda la problemática laboral y económica», planteó Fernández.
En diálogo con Télam, el sindicalista insistió con que «los gremios industriales están viviendo una mala situación producto de la suspensión y despido de miles de trabajadores», y, de esa forma, justificó la decisión de la CGT de «realizar la movilización del 7 de marzo porque es un reclamo generalizado» y existe «tensión social».
«Nadie puede desconocer los despidos de miles de trabajadores de las industrias metalúrgica, textil, del calzado, del vestido, plásticos, metalmecánica y en el comercio y la gastronomía, y el 7 de marzo es la manera de intentar que el Gobierno Nacional escuche», postuló.
Luego de reafirmar la movilización reclamada por los gremios industriales -apoyada sin reservas por la CGT y la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT)- Ferndández precisó que «debe ser interpretada por el Gobierno como una señal de alerta de los trabajadores y reabrir el diálogo».
«Es necesario actuar como adultos y deponer actitudes personales y, si es necesario, dar marcha atrás con decisiones adoptadas como la rebaja a cero de aranceles en los productos de la industria informática, o en la negativa a homologar aumentos acordados con los bancarios”, planteó el dirigente, quien consideró que “el Gobierno debe hacerlo para preservar la paz social».
De hecho, pidió que «el Gobierno recapacite, porque no son los trabajadores los deformadores de precios en las góndolas, sino que son las víctimas y las autoridades deben ponerse firmes frente al sector empresario para que cumplan con los compromisos que acuerdan».
«Queremos que el capital lo pongan al servicio de la economías y no como hasta ahora, que la economía esta al servicio del capital», concluyó Fernández.