Las elecciones de delegados de la empresa TBS en su sede de Río Negro terminaron con un escándalo. La renovación de los representantes de los trabajadores de una de las principales transportistas del país lejos de ser algo sencillo, se convirtió en una guerra entre los trabajadores de la firma y la conducción provincial del gremio que buscó quedarse con esos lugares.
En los comicios se enfrentaron dos listas, una representando a los empleados de base y la otra a la conducción del gremio que lidera Rubén Belich. «Curiosamente» además de la urna ubicada en la empresa apareció una urna en la sede de la seccional rionegrina de Camioneros. Con los votos de esa urna, que tenía la faja de seguridad violada y que no pudo ser fiscalizada por la lista de los empleados de TBS, se impuso la nómina que se referenciaba con Belich.
Por esas irregularidades, además de que uno de los candidatos a delegados no pertenecía a la firma, los empleados enviaron una carta documento a la Federación Nacional de Camioneros pidiendo la nulidad de los comicios. Ahora esperan respuestas de las autoridades nacionales.
Sin embargo los problemas no terminan ahí. Es que desde hace tiempo y reiteradamente TBS abona los salarios con retraso. Esa circunstancia provocó retenciones de tareas de los casi 400 empleados rionegrinos de la empresa que, como represalia, dispuso 9 despidos. Hasta el momento la seccional no intervino para respaldarlos.
Además los trabajadores denuncian que la firme, que emplea casi 2500 camioneros en todo el país, le retiene de sus salarios el monto destinado al pago de Ganancias y no hacen los depósitos de esos fondos.
Los empleados entienden que TBS se queda con el dinero de sus tributos y lo destina a otros fines. Ante estas acusaciones desde el gremio tampoco dieron ninguna respuesta al reclamo.