Luego de meses de intensos rumores, versiones de todo tipo y un constante flujo de retiros voluntarios, que empezó a achicar la planta de empleados abocados a la producción de helados, la firma del poderoso Grupo Pegasus confirmó la peor noticia: baja la persiana.
Las malas nuevas habían llegado días atrás de la voz del abogado de la firma y de la gerente de recursos humanos. Ahora, luego de diez días de negociaciones sólo ofrecieron pagar las indemnizaciones y un plus del 25% a quienes accedan a firmar un papel en el que renunciar a hacerle juicio a la empresa.
Son en total 280 los trabajadores que se quedan en la calle. Una porción de ellos de la planta que cierra y la mayoría de los locales que estaban a nombre de la firma. Sobreviven los franquiciados.
Además dejaron entrever que ofrecerán la posibilidad de ser retomados a aquellos que trabajen en locales propios que ahora logren franquiciar. Claro, con menor salario y bajo otro convenio.
Desde hacía meses Pegasus, Grupo que supo ser comandado por Mario Quintana, había implementado un ambicioso plan de retiros voluntarios. Ese programa, acordado con el sindicato, alcanzó a 150 empleados. Ademas la empresa había diseñado un nuevo modelo de negocios. Era un intento por conseguir que la principal cadena de heladerías de la Argentina se “refunde”.
Pegasus explicó, en su momento, que buscaba adaptar su estructura a la complicada situación por la que atraviesa el mercado local y al impacto las nuevas tendencias de negocios adoptadas en el exterior por cadenas del mismo estilo.
El esquema de “superviviencia” estaba vinculado a una menor presencia en la comercialización y un mayor peso en la producción. Algo que, a las claras, fracasó.