(por pablo cano) Mientras empieza a llegar los telegramas a cientos de empleados públicos de la administración nacional -y no son saludos de fin de año precisamente- también el mensajero recibe su aviso por parte de la insospechada fuerza de choque que ha conseguido el gobierno de Mauricio Macri.
La Gendarmería?, Luis Majul?, la Juventud del Pro?, Campanella?, Fernando Iglesias?, no…el honor le cabe al diario La Nación, no ya a sus editorialistas en algo que ha sido habitual en la gestión de CAMBIEMOS, sino el propio diario titula y asume como propia la interpretación de las relaciones laborales en tiempos de ajuste del Estado. En este caso, mientras los empleados del Correo tenían «la ingrata tarea» (Pichetto dixit) de entregar el telegrama de despido a muchísimos de sus compañeros en el Estado, el diario de los Mitre les anticipó el futuro cercano.
«EL Gobierno planea un fuerte ajuste en el Correo», puso en tapa de la edición de este 6 de diciembre para anticipar, por un lado, el despido de cientos de trabajadores y por el otro, ya en el cuerpo de la nota, anoticiarlos del «dunga dunga» que les espera a los que aún conserven el empleo el año que viene «…Aunque tampoco será fácil comunicarles a sus bases que el aumento salarial del 5% previsto para enero será postergado hasta mayo, según el plan del Gobierno. Mientras que, para 2018, igual que se acordó con la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) para Tierra del Fuego, la idea es que los empleados del Correo acepten una paritaria sin aumento, lo cual implicará un ajuste real de por lo menos un 12%, bajo el supuesto de que se cumpla -cosa poco probable- la meta de inflación prevista por el Banco Central (BCRA)»
Podrá usted, querido lector, pensar que hacemos periodismo de periodistas. Nada mas lejos de nuestro trajinar. Sólo señalamos con perplejidad que este es un Gobierno que trata a los trabajadores con una crueldad inusitada y que para ello se vale de un tercero agregando a su impiedad una cuota de cobardía y esta es la pequeña reflexión de esta columna. Los trabajadores se enfrentan a un tiempo dónde el cinismo forma parte tanto de las intenciones con la que los tratan sino que también para con la consideración que se les profesa. Y hay probos de la pluma y de los medios rentando su servicio a tal empresa.