Halcones y palomas en los Moyano

El teléfono vibró como siempre. Pero cuando Facundo Moyano leyó el mensaje, advirtió que en ese preciso momento, la relación con su hermano Pablo –históricamente tensa– podía llegar a romperse del todo. “Yo tengo una sola lealtad”, leyó. Así, Pablo lo contragolpeaba por lo que Facundo había opinado de la ruptura entre el moyanismo y el Gobierno nacional.

Al salir de una celebración en el club Alvarado, consultado por la prensa, Facundo todavía no había sentado posición, y se mostró conciliador en un escenario de guerra. “Estamos ante una cuestión muy grave para el país que el gobierno debe atender con total responsabilidad. Como diputado nacional y teniendo una responsabilidad institucional en el Frente para la Victoria estoy preocupado y me siento atrapado entre esas dos lealtades”, dijo. Cuando lo escuchó, Pablo enfureció.

La tensa relación entre los dos hermanos viene desde hace tiempo. Antes de que su padre Hugo rompiera relaciones con Cristina Fernández de Kirchner, el aumento del 100% en la dieta de los legisladores los había enfrentado públicamente. Aquella semana, Pablo, el secretario general de Camioneros, ofreció una ironía y dijo que «los trabajadores los felicitamos, porque nos eximieron, así, de fijar la pauta para las paritarias». Su hermano, ya diputado nacional, respondió por Twitter: «Me llamaron mis sobrinos Nico y Micaela (hijos de Pablo) para pedirme plata porque se enteraron de la noticia, de no creer». El tema luego derivó en un duro cruce en la mesa familiar.

Todos los que conocen a la familia Moyano coinciden en remarcar las diferencias entre uno y otro. Hablan del estilo, de las formas, pero también de sus ideologías y ambiciones: uno, dicen, sólo se aboca a defender a su gremio, el de los camioneros, mientras que el otro sueña con llegar a las grandes esferas de la política.

También hay, como en todo, una cuestión de crianza. A pesar de ser hijos del mismo padre, ambos crecieron en ambientes sustancialmente distintas. Esa diferencia quedó plasmada cuando Pablo, ante las cámaras de televisión, se quejó porque en las puertas de la YPF La Matanza, mientras gendarmes y camioneros dirimían el poder cuerpo a cuerpo y el gobierno denunciaba a los Moyano por coacción agravada, Facundo brillaba por su ausencia. “Mi hermano usa camisita y va a la tele pero nunca está cuando la cosa se pone espesa”, remarcó.

Respecto del paro general convocado por el sindicalismo opositor las diferencias volvieron a notarse. Mientras Facundo declara como diputado con palabras medidas, precisas y conciliadoras, Pablo descarga toda su violencia verbal ante cada micrófono. Facundo condena los piquetes y busca reposicionar su imágen de dirigente responsale. Pablo Anuncia nuevos paros y amenaza con ir por más. Halcones y palomas, que volverán a enfrentarse al momento de evaluar la medida y decidir los pasos a seguir.

La camisa versus el jean camionero. Pablo versus Facundo. La típica antinomia argentina pero en la familia más trascendente del sindicalismo argentino. La que hoy encabeza una huelga general, pero que a veces, ni en su propia familia, logra presentar un discurso unificado.