(Por Ana Flores Sorroche) Ya van 10 días de huelga nacional coordinada que paraliza puertos y plantas industriales al mismo tiempo que aumenta el precio de la soja y los empresarios le piden al Estado que arbitre una Mesa de Diálogo con las fábricas funcionando. Mientras tanto, los sindicatos cierran filas.
En ese contexto, este miércoles los tres actores involucrados en el conflicto, recibidores de granos con URGARA, el SOEA de San Lorenzo y la Federación de aceiteros (Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina FTCIODyARA), firmaron un comunicado conjunto «ante la intransigencia y falsedades de las patronales».
En diálogo con InfoGremiales, el asesor legal y militante de la Federación de Aceiteros, Carlos Zamboni Siri, dio su parecer al respecto: «La que termina logrando que todo confluya es la cámara. Firmamos comunicados juntos, en la audiencia estuvimos juntos y estamos coordinando. Está funcionando bien, como debería funcionar.», expuso.
Para Zamboni, la alianza es una cuestión casi natural pero con una profunda raíz en la historia rosarina: «Cuando ganaron la Federación estuvieron juntos durante algunas paritarias y después ellos (por el SOEA) decidieron que no seguían más. Pero quedaron siempre en paralelo, porque es la misma actividad, las mismas empresas. Incluso los dirigentes son muy similares, tipos honestos que viven en el lugar donde vivieron toda la vida.», describió mientras agregaba: «La lógica sería que eso derive en que todos se den cuenta que no tiene sentido ir por separado.»
«Estos sindicatos se piensan con la lógica de Rosario. Acá los sindicatos industriales están todos juntos, uno al lado del otro. Si te ponés de acuerdo vas para adelante. Nuestros dos sindicatos tienen una historia juntos muy fuerte.» Sin ir más lejos, Zamboni padre fue abogado de la Intersindical de San Lorenzo que nucleó al sindicato de petroquímicos, el de papeleros, el de químicos de San Lorenzo, el sindicato aceitero, la comisión interna de Sulfacid y el sindicato ceramista a principios de los setenta. «Hay una memoria obrera atrás que no se olvida. Parece que no está pero está.», evocó.
«Incluso sucede con URGARA, que tuvo en su origen una postura lejana a la nuestra y ahora nos encuentra coordinando. Hay una renovación en todos los sindicatos y eso empuja que ante un problema como ahora, que las empresas más poderosas te quieren hacer la guerra, te unas.«, reconoció.
Esa renovación está atravesada por las vivencias que dejaron los noventas en los adultos que ahora tienen más de treinta y se volcaron a la militancia sindical: «Me acuerdo siempre de un obrero que me dijo ‘A mí no me va a pasar como a mi viejo, que lo dejaron cesante y nos cagamos de hambre. A mí me van a sacar con los pies para adelante.’ Los aceiteros, después de empezar a recuperar una vida digna y empezar a soñar para sus hijos, no están dispuestos a perder todo.«
Salarios bajos como ‘postura conceptual‘
En el medio hay un proyecto de ley para potenciar el desarrollo del sector agroindustrial, la generación de trabajo y las exportaciones que tramita desde hace tres meses el Ministerio de Economía con el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), encabezado por la Ciara. Este Consejo, «de alguna manera reemplazó a la Mesa de Enlace con una mirada más productiva.», aseguró Zamboni.
Esto generó cambios, ahora las Cámaras hablan con los medios: «Ellos quieren extorsionar al Gobierno y ponen sus condiciones públicamente. Dicen «La salida del país es esta. Me tenés que bajar las retenciones, quiero manejar la hidrovía y quiero que me diciplines a todos los sindicatos.» Si vos sos un gobierno peronista le tenés que mostrar los dientes y qué mejor que la unidad de los tres sindicatos de la actividad para mostrar los dientes.», se preguntó.
Respecto al conflicto, para Zamboni está trabado porque la parte empresaria busca redefinir los términos de negociación: «Después de la pandemia va a haber disputa, va a haber conflicto, porque los salarios están atrasados y ya hay una reactivación económica. Ellos salen con lo que llaman una «postura conceptual» y dicen que no van a aumentar los salarios sino que van a acompañar a la inflación. Pero en un momento en que el trabajo perdió 25 puntos de salario real, ellos, que pueden pagar lo que quieran, dan un mensaje hacia sus compañeros de clase y al Gobierno ‘Acá no va a haber aumento de salario, va a haber como mucho acompañamiento de la inflación’. Ese es un cambio en ellos porque están dando otro tipo de disputa que tiene que ver con la relación capital – trabajo.«, señaló.
Zamboni apuntó al problema de hablar de porcentajes que ha expuesto en otras ocasiones el dirigente aceitero Daniel Yofra: «Si sólo aumentan la inflación, siguen siendo salarios de hambre. Es el problema de hablar de porcentajes, si yo arreglo 100% de aumento sobre un salario de 20 mil pesos, ese trabajador va a pasar a ganar 40 mil pesos y va a seguir siendo pobre. En todos estos años no se pudo salir de esa trampa del porcentaje.»
«Lo que se juega de fondo no es el número final del aumento sino si me van a quebrar y voy a perder todo lo que conseguí peleando.», afirmó y reconoció que «es fundamental que te dejen pelear, que después de 9 horas de audiencia, el Ministerio diga ‘Nosotros no vamos a condicionar ninguna huelga’ me parece una señal inteligente.», cierra.
El conflicto portuario escala y tiene como trasfondo, además, un reguero de reclamos salariales similares en todo el cordón industrial santafesino que promete más días de huelga.