La carrera de investigador en el Conicet es ardua. Son muchos años, con distintos pasos y evaluaciones periódicas que deben superarse, para finalmente lograr el ingreso a la planta del organismo más importante de ciencia y tecnología del país. El año pasado del total de los postulantes, 800 lograron superar el último escollo. Tras cruzar la meta del concurso, en el que se evalúan no sólo los antecedentes sino también las propuestas de trabajo, este año deberían efectivizarse los pases a planta, pero eso no ocurrió.
Del universo ingresante, a un día de llegar al tan mentado segundo semestre, sólo 100 fueron incorporados al plantel del organismo. Los otros 700 permanecen en un extraño limbo en el que son virtualmente investigadores, pero no tienen ni nombramiento, ni ingreso acorde.
Esa situación hasta hoy no tiene respuestas desde el área de Recursos Humanos del Conicet. La información extraoficial habla de una «segunda tanda» de concursados que ya estaría lista para el pasaje a planta, sin embargo eso mismo lo vienen repitiendo los últimos dos meses y la incorporación no se concreta.
Adicionalmente hay que mencionar que el organismo es sumamente restrictivo respecto de la política de cargos, por lo que la mayoría de los investigadores tuvieron que renunciar a puestos en Universidades y no tienen otros ingresos para poder matizar la espera. En ese contexto se trata de 700 familias que están padeciendo la «demora administrativa».
Las excusas que se escuchan para explicar lo que sucede pasan por varios ejes. Algunos hablan de un supuesto giro de los expedientes a Modernización. Otros invocan prioridades presupuestarias. Y la mayoría aducen justamente escasez presupuestaria. Sin embargo lo único que queda claro es que los investigadores comienzan a organizarse, pensando en hacer una movida que presione para hacer efectivo el derecho adquirido.