(Por Luis Autalán @luisautalan / Fotografía Ariel Gaspardi) Sin cassette y haciendo gala de buen humor y picardía política Karina Moyano, secretaria de la Mujer en Camioneros y Adjunta de las 62 que lidera Marcelo Pariente, dejó sus definiciones sobre el rol femenino en el gremialismo, el Gobierno, la fórmula Massa-Rossi y más. La convicción a pleno en cuanto a que la solución es colectiva y las bases tienen que estar más allá de las disputas de sus líderes, para trabajar por el conjunto. Realce para otras sindicalistas y reflexiones singulares sobre Cristina Fernández. Sin obviar lo que implica «ser la hija de…»
En compañía de la gente común uno puede en cualquier día de la semana llegar en tren desde el Conurbano a Plaza Constitución. En los vagones hay vendedores y vendedoras ambulantes, los y las que profesionalmente buscan el mejor tono de voz para ofrecer golosinas, facturas, chipá, pañuelos de papel, el porta tarjeta para la Sube y hasta cuentos para que los niños pinten. Se escuchan sus voces al mismo tiempo desde la radio, con anuncios publicitarios de campaña electoral, hay quienes nos proponen «detonar», «forzar el cambio», «si no es todo es nada», y otros mensajes marketineros en el nombre y espíritu de la “meritocracia”.
La conciencia de clase no cotiza en la city porteña» nos confesó alguna vez un economista de la franja nacional y popular, eran días donde Javier González Fraga pontificaba que «le hicieron creer al empleado medio que podía comprar teléfonos celulares y viajar al exterior». Una contaminación que quizás algún neurólogo, psiquiatra o cardiólogo pueda mensurar en cuanto a daños al cuerpo con la ingesta de tabaco. Como fumadores diremos que al menos los cigarrillos dejan un mínimo placer al saborearlos, y más allá de sus temibles consecuencias, no inyectan odio.
De Plaza Constitución se trata y para ser más precisos el destino es caminar desde allí a la sede de Camioneros, cercana también a otro núcleo social como la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular). Cuadras donde hay bazares, mayoristas de librerías, verdulerías y gente viviendo en las esquinas. Esos que los medios y la política etiquetaron como «en situación de calle». Lo hicieron, lo hicimos, sin aclarar si tal mote corresponde a toda su vida, en modo pena máxima o es temporal tal condena. En la puerta de la CTEP hay familias aguardando por recibir alguna ayuda, en la sede de Camioneros hay afiliados y familias para cumplir gestiones varias. El movimiento de esa sede gremial para los días hábiles implica una concentración constante de gente para tramitar y mucho personal para atenderlos.
En el hall de ingreso, bajo el santo y seña de nombrar el apellido Moyano dos anfitriones se acercan con amabilidad, indican que Karina Moyano, la secretaria de la Mujer de la Federación Nacional de Trabajadores Camioneros y secretaria General Adjunta de las 62 Organizaciones nos espera en el primer piso. «Activa promotora sobre charlas de género, entusiasta militante de la participación de las mujeres en la vida sindical. Lo cual implica una búsqueda para que haya lugares para ellas tanto en el sindicato como en el Partido de la Cultura, la Educación y el Trabajo que su padre fundó en 2013», anotamos en la libreta como apuntes para armar la maqueta de esta entrevista de InfoGremiales.
El spoiler que elegimos para invitar a la lectura de este texto, se cifra en que no hubo conversaciones que lograran la cantidad de risas compartidas entre las preguntas y las respuestas,. Incluso para hilvanar conceptos sobre la beligerancia familiar de los Moyano, un tema con frecuencia periodística. Karina dijo, y repetirá más de una vez en la conversación, que la última pelea con su padre «la tuve ayer a la tarde». Sonriente elige el carril del humor para transitar un tema áspero. Y pocos segundos después su semblante girará hacia la tristeza y los ojos rojizos para referir a la gente del barrio porteño de Constitución que habita en las calles, a que las ollas populares que ofrece muchas veces Camioneros «son hechas la gente para ayudar a otros». Y desde su licenciatura en Psicología Social también acota que «no alcanza con esa ayuda a mitigar mucho dolor» pero se reafirma en cada dia que «la solución es colectiva» y vale recorrer el camino hacia ella. Terminado nuestro reportaje pasamos por la letra de su canción favorita escrita Juan Carlos Calderon Lopez De Arroyabe e interpretada por Luis Miguel, que dice:
«Tú, la misma de ayer. La incondicional. La que no espera nada.»
Ella misma apuntó que se identifica con esas y otras estrofas, secretaria de la Mujer en un gremio picante para dicho tema y otros, de vocación política y ejercitante del pensamiento crítico. En tiempos de inflación, campañas preelectorales, con el dolor por Jujuy y Rosario asumidos, como otros capítulos de la argentinidad al palo, vale comenzar con la pregunta de color:
«No me decepcionó el gobierno de Alberto Fernández sino el gobierno en general, porque no es de Alberto sino de la coalición. Es como un matrimonio, si se separan la culpa es de los dos, no de uno solo»
Karina Moyano
-¿Qué música le gusta?
-Todo, escucho tango, folklore, rock, y los chicos cumbia, reggaeton, me prendo con todo.
-¿Si tiene que elegir una banda nacional?
-Me gusta La Beriso, me encanta.
-¿Es de ir a recitales de rock?
-No, al único recital que fui en mi vida y me di el gusto, fue ir a ver a Luis Miguel, en Vélez.
-¿Y se emocionó?
-Sí…
-¿Si le dan a elegir un tema de Luis Miguel?
-«La incondicional».
-¿Por algo en especial?
-Me gusta mucho, me siento identificada con «La incondicional» en algún aspecto de mi vida.
-Secretaria de género, en tiempos de reivindicación de género.
-Secretaria de la mujer en realidad y estamos viendo a ver si se puede cambiar o agregarle también mujer y género, para que no sea tan discriminatorio, que es el reclamo de los compañeros, por qué la mujer tiene una secretaría. Me parece importante.
-¿El reclamo de los compañeros es que la mujer tenga una secretaría?
-No, al revés. Por qué la mujer tiene una secretaría como mujer que tendría que ser de mujer y género, que entre todo.
-¿Cuánto de machirulismo queda en el sindicalismo argentino?
-¡Uf, un montón, todavía! Pero hay que ir despacito rompiendo esas estructuras que también a los hombres les hacen mal, no creo que ellos hayan elegido las cosas que les tocaron vivir o aprender. Creo que hay que romper con eso y armarse de nuevo, bueno, hay que darles tiempo.
-¿Cuánto la ayudó ser psicóloga social en su rol sindical?
-Un montón, porque la psicología social trata los vínculos y cómo vincularse con otros, esto de la escucha activa y un montón de cuestiones que ayudan. Y en lo personal también me ayudó para romper con un montón de cuestiones mía: ideas masculinas sobre que tenía de pensar como Hugo, como Pablo, como cualquier varón, y no, nosotras somos mujeres, tenemos los mismos derechos y entender esas cosas me ayudó muchísimo.
-El aprendizaje es una labor para toda la vida.
-Sí, totalmente, todos los días se aprende. El que cree que se las sabe todas es un pobre ignorante y con la gente se aprende un montón también. Vos escuchás a la gente de los barrios cuando vamos y estás aprendiendo, historias de vida, recetas superadoras que te van dando, cosas que ellos van superando todos los días. Siempre digo, todo hay que guardarlo y después sacarlo, en algún momento lo vas a necesitar. Todos los días aprendés algo de la gente.
-¿Cuál es su principal desafío como dirigente sindical en este julio de la Argentina 2023?
-El gran desafío es primero estos cambios que se vienen, creo que nos tenemos que mirar como igualdad, que todos somos seres humanos y tenemos derecho a tener un trabajo digno, tenemos derecho a tener una vida digna y tenemos que entender que tanto el hombre como la mujer tenemos que tener esos espacios. Y ése es el gran desafío, que las mujeres empiecen a estar en las mesas, pero no por una cuestión de un cupo o porque es mujer y no queda mal en la foto. No, sacar todo eso. Que la mujer se valga por sí sola, pelee por ese espacio y mañana sea convocada como cualquier compañero, por su capacidad.
«Hay que ir despacito rompiendo esas estructuras que también a los hombres les hacen mal, no creo que ellos hayan elegido las cosas que les tocaron vivir o aprender. Creo que hay que romper y armarse de nuevo, hay que darles tiempo»
-¿Cuánto le pesa o le molestó que por ser usted Moyano tenga que rendir algún examen adicional ante la dirigencia gremial?
– … (sonríe pensativa)
-Esta sonrisa ya es una respuesta.
-Mirá, sí, todos los días acá se rinde examen. El apellido no es un peso, es una responsabilidad sí por quien es Hugo, por quien es Pablo, pero como lo naturalicé, soy una trabajadora más, vengo a cumplir mi función y lo hago con mucho amor, no lo veo así. Siempre le digo a las chicas que soy una trabajadora más, no vengo acá porque me quiero mostrar, ni me hago «la lady» ni nada. Vengo por una cuestión también de necesidad y porque me gusta lo que hago, encima me gusta lo que hago. Entonces nos ponemos todas a la par a trabajar.
-No llegó por obligación ni por herencia.
-No. Llego cuando Hugo estaba en la CGT en el primer mandato. Yo trabajaba en una librería, fui siempre un poquito rebelde en la familia (risas). Hugo me llama y me dice, «En la CGT Cultura hay un instituto de discapacidad, no sé si querés trabajar ahí». El sabía de mi interés por esa área, siempre me interesó la discapacidad. Yo tengo un hermano, Emiliano, que tenía discapacidad y fui recompinche con él, me interesó su patología, saber, y me fui metiendo. Ahí aprendí un montón porque la mayoría eran personas con discapacidad, las que trabajan en el instituto, donde se discutían proyectos de ley, se armaban cuestiones, charlas, capacitaciones y arranqué así. Me di cuenta que el saber y el aprender todos los días algo nuevo era muy necesario y ahí empiezo estudiar psicología social.
-Fue madre a los 18 años. ¿También se concatenó eso para ser dirigente sindical?
-Puede ser. En ese tiempo no sé, era más chica, y no es como las pibas de 18 de hoy. Uno en ese momento cuando sos madre, como que te convertís en leona del cachorrito, después te empiezan a pasar cosas. Yo me separo muy joven también, mi hijo más chico tenía 11 meses y entonces te encontrás sola con los tres hijos, después van creciendo, son adolescentes, entonces eso se te va armando. Siempre le digo a las chicas que no peleemos entre nosotras porque somos complejas y tenemos que identificarnos. Siempre con una y con otra nos vamos identificando.
-La empatía.
-Sí, pero siempre hay algo. En cada mujer digo, tienen algo de mí y yo algo de ellas: ser madre, por ahí entre comillas «soltera»; sentirse muchas veces como una mujer sola; de autoestima baja. Un montón de cuestiones que nos pasan a las mujeres, teniendo responsabilidad con los hijos, porque viste que las mamás no se pueden enfermar.
-No tienen reemplazo. No hay banco de suplentes.
-Claro. Entonces vos en cada lugarcito de cada mujer te vas identificando. Por eso tengo este ida y vuelta con las chicas.
-Aquí en su escritorio hay un velador y dice «Te agradezco todo lo que has hecho por nosotras pero te agradezco más por mostrarnos lo que falta por hacer». Toda una definición.
-Sí, y mirá dónde lo tengo, lo veo todos los días para no olvidarme. Es el mensaje que te dejan las compañeras con mucho cariño y son palabras a veces de necesidad que tienen y que ponen en uno, para poder dar una mano, ayudarlas. Hay muchas cosas que uno tiene guardadas que no se saben, uno no puede estar hablando de las compañeras, por eso una se para y es fuerte por esa compañera. Yo no quiero algo para Karina Moyano, quiero algo para, esta chica que me lo regaló que se llama Roxana, también para Gladys, para Eva y así hay un montón de nombres.
-¿Hasta para las mujeres antisindicalistas?
-Sí, porque las mujeres antisindicalistas no conocen el sindicalismo. El ateo ¿Cómo no va a ser ateo si no conoce a Dios? Y esto es lo mismo. Me ha pasado de gente que no había venido nunca al gremio y cuando estuvieron acá dicen: «Yo quiero ser camionero, yo quiero ser camionera».
-Hay algo que se lo preguntamos a los hombres y padres sindicalistas, el 93% nos dijo que sí. ¿Alguna vez tocó la banquina de la madre ausente por ser dirigente?
-Sí, sí, no he estado en cumpleaños como otros acontecimientos. Mirá, una vez estaba en un zoom, en época de pandemia, con una mesa de sindicalistas y estaba naciendo mi nieta. Pero también es lindo porque dejás una enseñanza, un aprendizaje. Hace poco hablaba con uno de mis hijos más chicos -charlo mucho con ellos-, y me decía «es el día a día y vos lo que nos enseñaste es esto, te levantás a la mañana y aunque llueva, haga calor o frío –metafóricamente lo hablaba-, vos estás igual, no sé cómo hacés para bancarte todo y estás igual, y eso es lo que nos enseñás…». Fue hermoso recibirlo de un hijo. A veces uno anda tan apurada que ni te das cuenta. Por eso siempre le digo a las chicas que nosotras tenemos que ser mujeres que dejamos huella, en todos lados que vamos tenemos que dejar una huella, por supuesto linda.
«Hay que ponerse en los zapatos del otro y ver qué haría uno en ese lugar. Me parece que si a mí me pasa lo de Cristina no salgo más de mi casa, por ejemplo»
-Su padre me dijo que él se referencia en cada uno de sus hijos, con sus diferentes matices: «Con mis diferencias y coincidencias me referencio en cada uno de ellos» ¿Es una respuesta políticamente correcta o es lo que ustedes viven de Hugo Moyano?
-¡Es una respuesta políticamente correcta! (risas). Por ahí es su visión, lo que él siente, piensa y por ahí nosotros no lo percibimos así como hijos. A ver, el deseo tuyo no es el deseo del otro, es tuyo, entonces al otro por ahí no le llega tu deseo. Hugo, primero es un padre presente, es amigo, compañero, un padre que se puede hablar todo, yo te hablo por Karina, no sé con los demás, no puedo hablar por mis hermanos, pero no he tenido problema nunca de sentarme y hablar «Me pasa esto, ¿qué te parece?», no tengo problemas. Me he dado ese lujo de poder vivirlo como papá y como amigo, compañero. A veces lo llamo y le digo, «No sabés cómo te extraño». Una vez estaba ocupado -esto es una boludez, voy a contar una intimidad- y me dicen no te puede atender, me vine re mal a lo oficina, entonces mirá, «Si yo te vengo a saludar es para darte un beso de buen día, nada más, me atendés». «Bueno, bueno, pero estaba ocupado» (risas). Yo no me quiero privar de expresar mi sentir, no sé de dónde viene eso pero con mi vieja me pasa lo mismo, con mis hermanos también. A mis hermanos a veces les mando un mensaje «-Che no te olvides de lo que te dije», «-Y qué era Kari?», «-Que te quiero mucho». ¿Soy maricona? Sí. Me doy ese gusto porque me hace muy bien a mí también.
-Sabe que no muchos pueden decir que le discuten de igual a igual a Hugo Moyano.
-También he agachado la cabeza y me he ido medio llorando, no te voy a decir que no, porque a veces estamos aprendiendo y uno no ve que se está equivocando… Lo que tiene Hugo es que, mirá yo lo comparo cuando empezás a caminar y un día te sueltan la mano, es el momento donde te dicen, a veces sin palabras: «Bueno andá». Hugo cuando te larga a laburar es así.
-Se emociona al comentarlo, también es una forma de expresión suya.
-Sí, ¿Sabés cuántas veces Pablo me carga porque me emociono enseguida? «Listo, ahí va a llorar», me dice (risas).
-¿Fútbol?
-Poco y nada. Por mis nietos que me hacen ver partidos los domingos y si estoy con ellos vemos y discutimos. El más grande va a cumplir 10, y sabe un montón, sabe todos los equipos, cómo van en la tabla y me comenta todo. Y si estoy con mis hijos toda la tarde nos la pasamos viendo fútbol.
-¿Es de Independiente?
-De toda la vida. Me han dicho mis padres que de chiquita era de Chacarita, después en algún momento he cambiado, pero sí de toda la vida, tengo un tatuaje de Independiente.
-¿Y qué fue el Mundial de Qatar 2022 para usted?
-Lo vi en mi casa. Yo soy media rara también, porque siempre tengo mis prioridades y justo en ese momento estaban pasando un montón de cuestiones en el país. Yo me dedico mucho a lo social y mis prioridades, mi cabeza, no es que sea dramática, pero estaba a pleno con el Mundial. Se lo vivió en familia y hasta algún partido me he perdido.
-Un dirigente no moyanista me dijo que lo invitaron a comer a la casa de Hugo un domingo y que esa mesa familiar «era un consejo del movimiento obrero» ¿Pasa así más o menos?
-Y sí porque no hay otras cuestiones, si no se habla de política, de gremio y de fútbol, no se habla de otra cosa. (risas)
-Además ustedes son todos dirigentes.
-Con diferencias, pero es así.
-Y usted habla de su papá le dice Hugo.
-Cuando hablo con él le digo papá pero cuando hablo de él es Hugo.
-¿Cuándo fue la pelea más reciente con él?
-Ayer a las 5 de la tarde (risas)
-¿Se puede saber el tema?
-Bueno, no fue pelea, estuvimos hablando porque había pasado algo sobre la 62 y nada, le pedí si me podía ayudar a ordenar, o a ordenar a los que están desordenados, para poder seguir adelante.
-Que es el rol suyo en las 62 que ustedes consideran que es la que debe ser.
-Tal cual. Tenemos el aval de Pablo que está en la CGT, el aval de Hugo que me pone como secretaria adjunta y me acompaña en ese rol que yo tengo que defender.
-¿La miran por arriba del hombro algunos?
-No.
-¿Le temen?
-No sé si temer, yo soy muy compañera, no soy de imponer. Escucho la opinión de todos, si tengo dudas pregunto, si no sé pregunto más todavía y si hay algo que resolver lo resolvemos entre todos, no es que yo tomo una decisión y digo no, esto es así y va a ser así. Tratamos de ordenar entre todos. A ver, esto se construye colectivamente no individualmente y hoy me toca un rol individual a mí con un compañero que es Marcelo Pariente, que es el secretario general, que lo construimos juntos pero a la vez construimos con todo el consejo directivo, sino esta 62 no puede salir adelante.
«El apellido no es un peso, es una responsabilidad sí por quien es Hugo, por quien es Pablo, pero como lo naturalicé, soy una trabajadora más, vengo a cumplir mi función y lo hago con amor»
-Que es el brazo político…
-Del Movimiento Obrero.
-Una pregunta histórica en dos tramos. Cuando Hugo en el acto del estadio de Huracán rompe con Cristina, ¿qué sintió? Y años después conformando el Frente de Todos, se reconciliaron, ¿cómo lo vivió?
-Hugo es hoy lo que es por su convicción, por sus ideas y no está equivocado. En toda su trayectoria, en todo ese camino, creo que no se equivocó nunca. Te lo digo como dirigente y como su hija pero no se equivocó. Él tiene algo por lo que se anticipa a todo y al romper con Cristina quizás hubo una mala interpretación ahí de las dos partes. Porque el dijo que le encantaría que a la Casa Rosada llegue un trabajador, pero no diciéndole a Cristina que no era una trabajadora, sino que habló de trabajador de las bases, de ese compañero que se levanta a las 5 de la mañana, que siente frío, que con su manguito pudo hacer su casa, que la sufrió y la pasó, y Cristina lo tomó a mal. Igual me parece que en el fondo eran otras cosas también pero siempre respeté a Hugo en sus decisiones, no soy de cuestionarle, él es un groso, un grande. Por ahí le doy mi opinión o le pregunto algo porque no lo entendí, pero yo creo que estuvo bien.
-¿Y cuando se reconciliaron camino al Frente de Todos?
-Es que también pelear y vivir con rencor no es bueno, me parece que unirse para la causa está buenísimo, aparte es unirse por el país, es unirse para lo mismo, para los trabajadores, por todo. Porque si no estamos en el egoísmo de cada uno, y eso es lo que buscamos en la 62, la unidad. Porque necesitamos la unidad y los compañeros lo están entendiendo. Hoy se presentan de distinta forma, quieren participar, ser escuchados, ser referentes y está buenísimo que pase eso.
-¿No es una utopía la unidad sindical, sea donde sea?
-No. Lo sindical es totalmente distinto a lo político y acá hay una cuestión -y me incluyo- de que tenemos que entender la política. El sindicalismo necesita otro tipo de política, que se fue dando a lo largo del tiempo, necesita la política de los trabajadores, la política de recuperar nuestros derechos y conservarlos y no esas políticas que se toman contra los derechos de los trabajadores. Entonces necesitamos gente del Movimiento Obrero dentro del Congreso. Hoy las políticas que se están dando, las están presentando gente que no tiene nada que ver con el Movimiento Obrero y no entienden la función de un sindicato, las necesidades de los trabajadores. Entonces me parece que necesitamos cambiar la forma de la política.
-Cuando Hugo le dijo «compañero» a Macri, ¿tragó saliva?
-Mirá, volviendo a la misma pregunta que me hiciste hoy de «correctamente político», hay que ser correctamente.. y en parte es como la chicana, le dice compañero a un… Pero todos sabemos por qué fue ese encuentro con Macri. A ver, lo invita el «Momo» Venegas, un amigazo de él de muchos años. Ustedes tienen que entender de esto, y siempre lo charlamos con las chicas del sindicato, cuando los de arriba se pelean nosotras seguimos trabajando juntas, vamos aprendiendo, haciendo capacitaciones y seguimos generando cosas. Porque mañana ellos se arreglaron y nosotras ya la base la tenemos, porque siempre fue así. Yo creo que fue una chicana, y estuvo buenísimo.
-Hábleme de otras mujeres sindicalistas.
-Estoy trabajando mucho con Vanesa Siley que es un cuadrazo, una compañera que apunta y piensa, siempre está pensando en el rol de la mujer dentro del Movimiento Obrero. Tengo un montón de compañeras para destacar. Hay una que está en una dirección del Ministerio de Trabajo de la Provincia, Claudia Lázzaro (Sindicato de Curtiembres), que también es un cuadrazo y empuja un montón, está Karina Gutiérrez en Lanús peleando con la situación de los municipales y ahí la rema y la pelea, y esas son algunas mujeres porque hay un montón que honran al sindicalismo con su pasión y lucha.
-Me nombró importantes mujeres dirigentes del kirchnerismo, ¿simpatiza con los K?
-No me fijo en su ideología sino en cómo es cada uno. El kirchnerismo hizo cosas buenas, cosas que faltaron y cosas malas, si fuese todo perfecto hubiese durado muchísimos años, pero yo voy a la persona. Cuando el trabajador llega a un lugar no debe olvidarse de su origen. Estas compañeras son eso, no se olvidan de su origen.
-¿Cristina?
-Una mujer muy inteligente, una mujer que viene de peleas -te hago una lectura en mi imaginario porque no la conozco-, pero me parece que su principal pelea es con ella misma. Me hubiese gustado que hubiese tenido un poco más de humildad, ese acercamiento a la gente. ¿Sabés a quien admiro muchísimo y me hubiese encantado que sea más de lo que es? Verónica Magario es una mujer a la que le falta la voz un poquito más fuerte. Lo que tiene Cristina le falta a Magario y lo que tiene Magario le falta a Cristina. Es una mujer que esos abrazos que le da a la gente lo hace porque lo siente, todo lo que hace lo siente. Y es una mujer que está y no se olvida de la gente.
-¿Hay que estar en los zapatos de Cristina que vive bajo un bombardeo de odio todos los días?
-Es terrible. Por eso no lo hablo con prejuicio, te dije, lo vivo como imaginario. Hay que ponerse en el zapato del otro y ver qué haría uno en ese lugar. Me parece que si a mí me pasa lo de Cristina no salgo más de mi casa, por ejemplo. Eso es lo que tenemos que empezar a desglosar de los mensajes de los periodistas y de los mensajes que nos están dando, es terrible las campañas que están haciendo que la gente no lo pueda ver porque no sé por qué no la pueden ver.
-Con ustedes también.
-Bueno, parte de la campaña la están haciendo con nosotros y contra nosotros. «Se va a terminar el bloqueo» amenazan y salen contra los camioneros primero. Ahora digo, ¿la gente no puede ver lo que se viene, la gente está tan mal, tan mal, que no lo puede ver?
«Massa es un tipo inteligente, que sabe negociar, que piensa en la gente también y es un tipo que va para todos los niveles. Me parece que va a pensar en todos los sectores sin dejar a nadie afuera»
-¿Bastaría entonces con mirar hoy a Jujuy?
-Jujuy es el ejemplo de lo que se viene, de lo que puede llegar a pasar en todo aspecto, en lo político, en lo social principalmente, con los sindicatos, con la raza humana, van a arrasar con todo. Si tienen que matar van a matar, el que tenga que ir preso -para ellos- va a ir preso, va a ser terrible.
-¿En cuánto la decepcionó el gobierno de Alberto Fernández?
-No me decepcionó el gobierno de Alberto Fernández sino el gobierno en general, porque no es Alberto sino de la coalición. Es como un matrimonio, si se separan la culpa es de los dos, no de uno solo. Y esto es lo mismo. Por supuesto cuando uno se separa siempre hay uno que queda más enganchado que el otro y acá fue Alberto. Entonces me parece que él tuvo las mejores intenciones, nunca dudé que Alberto haya tenido alguna mala intención, para nada, no alcanzó seguro. Se dieron todos los condimentos para que no alcance, ayudó la pandemia, la otra pandemia anterior la de Macri y ayudaron también los de adentro para que esto suceda.
-¿Massa-Rossi?
-Me encanta. Me parece que Massa es un tipo inteligente, que sabe de negociar, que piensa en la gente también y es un tipo que va para todos los niveles. Me parece que va a pensar en todos los sectores sin dejar a nadie afuera. Vamos a ver qué pasa.
-¿Una película, un libro favorito?
-Leo mucho a Gabriel Rolón y películas, no me engancho mucho. Tampoco estoy mucho con la tele, soy de mirar noticieros, por ahí me pongo algún programa de los que arreglan casas, me gusta mucho estar en mi casa y me pongo a hacer cosas.
-¿Manejó un camión alguna vez?
-Lo tengo que decir en secreto porque no tengo registro (risas), pero sí he manejado.
-Gracias por su cordialidad.
-Gracias a ustedes por la charla, que es una oportunidad que abarca a todas las mujeres, no solo a mí.