Durante la jornada se realizó una votación de la lista única que consagró como secretario general de la nueva 62 Organizaciones Peronistas al titular la Asociación Obrera Textil (AOT), Hugo Benítez, un dirigente de bajo perfil pero que estará acompañado en la conducción por la mayoría de los grandes gremios de la CGT. La nota fue la ausencia de Hugo Moyano y los dirigentes «duros» que tiene como aliados en el Frente Sindical para el Modelo Nacional.
Tras la votación en la sede de la UOM-Capital Federal se realizó el acto de presentación de las nuevas autoridades, que incluyen al metalúrgico Antonio Caló como secretario adjunto; Roberto Fernández de la UTA como secretario Administrativo; el triunviro y referente de Sanidad, Héctor Daer, como secretario de Cultura.
También tienen cargos en la conducción los «independientes» Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA), y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias); y los referentes de gremios del transprote como el triunviro Juan Carlos Schmid, Omar Maturano, de La Fraternidad, y Juan Pablo Brey de Aeronavegantes.
«No sé qué nos pasó a los peronistas que abandonamos las 62 Organizaciones. La política necesita que nuevamente las 62 se ponga en vigencia para recuperar los espacios que nunca tuvimos que haber perdido en el Congreso», enfatizó Caló en su discurso.
Por su parte, su colega de Alimentación, Rodolfo Daer, remarcó: «Necesitamos la unidad del peronismo a lo largo y ancho del país y las 62 Organizacioens tiene que ser el actor convocante para generar una alternativa a este Gobierno que habla de recortes y ajustes contra las mayorías populares».
El cierre quedó a cargo de Benítez, quien sostuvo que la CGT y las 62 van a «defender la legislación laboral vigente, que es una de las mejores del mundo» y que desde ambos espacios trabajarán para «cambiar este triste presente por un futuro mejor».
La maniobra de ir por las 62 se pergeñó de manera sigilosa y a través de este movimiento se le quitó el sello de la entidad a un grupo de gremios afines al Gobierno, que se mantenían al frente del espacio con el jefe de la UATRE, Ramón Ayala, a la cabeza, quien a su vez había heredado ambos cargos tras la muerte de Gerónimo «Momo» Venegas.
Uno de los principales ideólogos de la movida fue el gastronómico Luis Barrionuevo (se quedó con la Secretaría de Interior de la nueva 62), quien ya había intentado meses atrás quedarse con el sello pero su estrategia fracasó cuando se peleó con el dirigente de su confianza que había elegido para ir al frente de la institución, el titular del sindicato del Vidrio, Horacio Valdéz.
Por su parte Valdez parece no rendirse y en las últimas horas se encontró con el titular del PJ Nacional, José Luis Gioja, en lo que es su propia movida por ostentar el brazo político del movimiento obrero y, desde allí, buscar cargos en las listas 2019.
La iniciativa para ir por las 62 se llevó a cabo debido a que la entidad se encontraba «floja de papeles», ya que la última elección de autoridades que había sido avalada ante la IGJ (Inspección General de Justicia) fue en 1990.
El vacío legal continuó durante todos estos años pero bajo la extensa jefatura de Venegas, desde 1992 hasta 2017, ningún otro dirigente o espacio sindical intentó pugnar por el control de la entidad.
No obstante, tras la muerte de Venegas en junio del año pasado, comenzaron los intentos para ir por las 62, que estaba en manos de su sucesor en la UATRE, Ayala, quien acompañado por otros gremios pequeños que constituyó el grupo de sindicatos más afín al macrismo, siguiendo la línea de su mentor, y que no adhirió a ninguno de los tres paros anteriores en la actual gestión. Con el reconocimiento de Triaca, Ayala buscará resistir el embate y quedarse con la chapa.
En cambio, la nueva 62 controlada por los grandes gremios, de perfil dialoguista pero sin la cercanía al macrismo que mantenía Ayala, anunció en su acto de lanzamiento su adhesión a la huelga general del martes próximo convocado por la CGT.
La principal iniciativa de las 62 será la que desarrolló a lo largo de la mayor parte de su historia, es decir pugnar, o al menos acordar, con el sector político del peronismo lugares en las listas de diputados.