Un comunicado firmado por el consejo directivo nacional que encabeza el triunvirato conformado por Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña, rechazó el acuerdo entre el organismo internacional y el gobierno argentino y, de forma irónica, aseguró que, en «el fondo, el país se encamina de manera directa al ajuste».
«La historia indicó en más de una oportunidad que los acuerdos son sinónimo de más flexibilidad sobre las leyes del trabajo y de sometimiento político. La CGT advierte que el anuncio del gobierno provocará más pobreza, una reforma laboral flexibilizadora y condiciones de vida que empeorarán aún más la calidad y cantidad del trabajo, el salario y las jubilaciones y también de los derechos», puntualizó el documento de prensa.
La central obrera, que elegirá nueva conducción el 22 de agosto, puntualizó que según el presidente Mauricio Macri «un empréstito del FMI permitirá obtener más de 30.000 millones de dólares a la mitad de las tasas que en la banca privada, pero en los últimos dos años se fugaron del país más del doble de esa cantidad que ahora se pidió».
«Lo que no dice por necesidad de silencio político es que nada es gratis. Junto con el aporte de flujo de dólares vendrán los controles sobre la política monetaria, financiera y económica y los objetivos que siempre esgrimió esa entidad financiera mundial: ajuste fiscal, flexibilización laboral, reducción de transferencias sociales hacia los más vulnerables, caída de inversión en la obra pública y aumento de los servicios», afirmó.
La CGT aseveró que parte de esos objetivos del FMI están «en plena ejecución a partir del congelamiento de la obra pública, la caída del poder adquisitivo del salario y la reforma previsional, por lo que no es un plan de contingencia sino que la iniciativa comenzó hace dos años y, ahora, solo se trata de un paso más en ese sentido».
También enfatizó que «es bastante claro que el cambio propuesto implica el regreso a medidas que agreden una vez más al pueblo trabajador, por lo que la CGT lo califica como hostil hacia el mundo del trabajo y los jubilados y pensionados».
Por último, la central obrera reseñó que de forma oportuna y orgánica reclamó rectificaciones del rumbo económico, y exigió otra vez «la convocatoria a un verdadero diálogo social para posibilitar una salida al actual laberinto socio-económico».