La CGT sigue tachando objetivos en su plan de lucha que llega hasta el paro con movilización del próximo 24 de enero. Mañana será el plenario de delegaciones regionales por llegarán dirigentes sindicales de todas las provincias y se espera un nutrido debate de cara a los desafíos que plantea el gobierno de Javier Milei para el movimiento obrero organizado.
El salón Felipe Vallese será nuevamente parte central de la historia de los trabajadores argentinos. La CGT ya no cuenta con puentes de diálogo con la Casa Rosada. En la pulseada, el gobierno, como hiciera Mauricio Macri, intenta demostrar que los sindicalistas «cuidan sus privilegios», que es una cuestión de caja, de poder. La CGT, por su parte, responde al reclamo de paro general que empezó en la misma noche de los cacerolazos por el anuncio del DNU.
Tras una reunión de dirigentes de urgencia, la central decidió realizar una movilización, presentaciones judiciales y encuentros con legisladores. El paro quedó planificado tiempo después, para el 24 de enero cuando el Congreso debería decidir si aprobar o rechazar el decretazo.
La central recibió críticas por dejar pasar tanto tiempo y también por no dejar pasar tiempo suficiente pero lo cierto es que la decisión ya está tomada.
Y para darle cuerpo a las decisiones, la CGT convocó a los dirigentes de las regionales. Muchas de ellas están recientemente normalizadas con un importante esfuerzo de la secretaría del Interior a cargo de la UOM y gracias también a la consciencia de los dirigentes de que se venían tiempos que iban a requerir seriamente unidad y organización.
El paro con movilización al Congreso previsto se complementa con la estrategia jurídica de la CGT, que mediante una cautelar logró frenar en la Justicia del Trabajo la reforma laboral que contiene el DNU 70/2023.
Este martes, el gobierno quiso llevarse la causa al fuero Contencioso Administrativo donde tiene más influencia pero no pudo porque el juez Enrique Lavié Pico no hizo lugar a ese reclamo.