Con una nota firmada por su secretario general, Esteban «Gringo» Castro, la Confederación de los Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) formalizó su pedido de afiliación a la CGT. Se trata de un nuevo paso en el camino de las organizaciones sociales a la integración del movimiento obrero organizado y un capítulo anunciado por la creciente articulación de los últimos años.
En la nota, Castro señala que la CTEP tiene una estructura y un padrón de afiliados equivalente al de un sindicato convencional, por lo que cumplen con los requisitos de admisión que se definen estatutariamente por la central obrera.
Además, reseña las recomendaciones de integración realizadas por la OIT y votada por la delegación sindical argentina, las resoluciones de Trabajo que les otorgan la «personería social» (una especie de camino intermedio entre la inscripción gremial y la personería jurídica) y la posibilidad de que tiene estatutariamente la conducción de la CGT para adaptar esta situación «atípica».
La idea de la CTEP es sentarse en la mesa de discusiones luego de la elección de autoridades del 22 de agosto y que la cúpula de la central obrera le otorgue un viejo reclamo de los trabajadores informales: un lugar en la mesa de discusión del Consejo del Salario.
Sabido es que las diferencias en Azopardo respecto de la integración de los «sin trabajo» son importantes y que el debate todavía no está saldado. Está claro que si se avanza en la incorporación de los trabajadores informales sería el salto cualitativo más importante de la central obrera mayoritaria, por lo menos desde el regreso de la democracia.
El ingreso de los conducidos por Castro implicaría, no sólo agrandar la base de representación que se fue achicando con el avance de la informalidad y el cuentapropismo, sino incorporar una voz que ganó peso y legitimidad social en los últimos años, y que ya demostró una capacidad de organización y movilización envidiable.
Actualmente la CTEP mantiene una fluida relación con el sector de Juan Carlos Schmid, ambos comulgan con la doctrina social que llega vía Vaticano y con el moyanismo, con el que articularon varias actividades en el último tiempo. Los sectores más reacios a la llegada de las organizaciones sociales se cuentan entre los Gordos, que podrían ver mermada su capacidad de control de los Congresos cegetistas con el arribo de los informales, y los sectores más conservadores enmarcados en el barrionuevismo y en las 62 Organizaciones amarillas de Ramón Ayala.