La fábrica de cosechadoras Vassalli logró ingresar en un concurso de acreedores. La intención de la conducción de la compañía es, según se informó, favorecer el ingreso de nuevos inversores que garanticen su funcionamiento, ya que su continuidad está seriamente amenazada tanto por factores financieros como institucionales.
Los operarios de Vassalli vienen atravesando todo tipo de complicaciones para cobrar sus salarios y desde la UOM temen que se destruyan los 350 puestos de trabajo que genera la empresa.
En el primero de estos planos, la empresa tiene un pasivo estimado en $280 millones con el Banco Nación, que si bien refinanciado implica una pesada carga por la fuerte suba de tasas que se vino registrando en los últimos meses. Además suma cheques rechazados por sumas millonarias y otro pasivo adicional por contribuciones patronales.
En lo que hace a su vida institucional, tras el retorno de la heredera familiar Mariana Vassalli, la Justicia designó un interventor para definir el nuevo directorio de la empresa luego del desplazamiento de Néstor Girolami.
El interventor designado fue quien se venía desempeñando como CEO de la empresa, Luis Cagliari, un exdirectivo de Renault.
Vassalli es parte de la compleja situación que afecta a todo el sector de maquinaria agrícola. El regreso de las retenciones a las exportaciones junto con las altas tasas de interés conjugan un cóctel explosivo para este sector de la economía que ya venía golpeado por la sequía.
Según las estadísticas del INDEC en el segundo trimestre las ventas de cosechadoras -que son el eje de la producción de Vassalli- cayeron 52%, con respecto a igual período del año anterior. En tanto que los tractores, implementos y sembradoras registraron una baja de 27,9%, 23,6% y 20,5%, respectivamente. La sequía que representó pérdidas al campo por u$s8.000 millones afectó a todo el sector.