Se trata de datos recolectados por la Fundación Pro Tejer en base a fuentes oficiales. Aseguran que la caída se debe a la baja del poder adquisitivo, que derivó en el desplome del consumo. Ya registró 10 mil despidos en lo que va del año.
Un informe de la Fundación Pro Tejer reveló un panorama desolador: producto de la recesión, la industria textil ya registró 10.000 despidos en lo que va del año. Eso va de la mano de una enorme cantidad de cierres de pymes y comercios que se dedican a la venta de indumentaria.
La cifra brindada por la organización es estimada teniendo en cuenta que la publicada por el SIPA fue de 7.735 para el mes de junio. El escenario es aún más alarmante si se considera que el sector enfrenta una crisis en varios frentes, encabezado principalmente por la caída del poder adquisitivo, que derivó en el desplome del consumo.
En la misma línea, desde Pro Tejer alertaron sobre una falsa creencia alrededor de relación inversa que existe entre la apertura de las importaciones y la baja de los precios, ratificando que es la principal causa de la retracción de los precios dentro de la industria. La disminución de la demanda produce inevitablemente una baja en la producción y, por ende, la suba del costo unitario del producto dañando así la rentabilidad del producto, lo que se refleja principalmente en las pymes y en el empleo.
«La ropa es un bien que se deja de comprar cuando no tenés plata porque en todo caso seguís usando lo que tenés. Los alimentos, por más que suban lo que suban, no vas a dejar de comprarlos porque necesitas vivir», contó Luciano Galfione, presidente de la Fundación Pro Tejer a C5N.
La tendencia a la baja se acentuó durante 2024 en medio de un contexto de crisis que obligó al sector a bajar sus precios de venta y, por ende, a incrementar su rentabilidad negativa. Y en el eterno debate de la rivalidad entre la industria nacional y los productos importados, el sector continúa profundizando su panorama caótico registrando el récord de importación mínima durante este año. Hoy en día la relación entre nacional-importado está entre el 55% y 45%, aunque aclaran que no se habla de importado como producto terminado, sino de prendas que cuentan con hilados o componentes importados.
«Necesitamos condiciones de competencia leal. Hay muchas cosas que el empresario no maneja, como los costos. Lo que reclamamos son reformas estructurales que nos habían prometido en campaña, pero como no hay plata, no hay presupuesto para llevarlas a cabo y así convertir a la industria argentina en competitiva», agregó Jorge Sorabilla, Secretario de la fundación al mismo medio.
La volatilidad cambiaria hace su juego dentro del sector, ya que afirman que el tipo de cambio también genera fuertes vaivenes en la cuestión de las ventas. En ese sentido, Pro Tejer advirtió sobre el panorama futuro contemplando un contexto en el que cada vez se fabrican menos telas dentro del país, a la vez que lamentó las consecuencias de dejar todo librado a las importaciones. Si bien este factor no necesariamente termina siendo más barato para el consumidor, sí impacta fuertemente en el empleo nacional y la productividad.