El sindicalista cuestionó al Gobierno, a la oposición y a «las lecturas de los medios» sobre el posicionamiento gremial. Así, dijo que la «naturaleza» de Mauricio Macri lo hace elegir a los empresarios por sobre los trabajadores, aunque también apuntó contra Sergio Massa, Cristina Kirchner, y Florencio Randazzo, por «no salir a defender a los sindicatos».
En cualquier caso, en declaraciones a Telam, Sola ensayó una autocrítica sobre los posicionamientos de la CGT: «Sabemos que a veces no representamos a la totalidad del movimiento obrero».
¿Cómo evalúa la situación económica del país?
Jorge Sola: Venimos denunciándola hace un año y medio, incluso desde antes del inicio del mandato de Macri. Los trabajadores perdieron poder adquisitivo, en el contexto de una notable destrucción de empleo, de no generación de nuevas fuentes de trabajo y de no achicamiento de la informalidad laboral. Esto ha hecho mella y existe temor entre los trabajadores a la pérdida de empleo.
¿Qué cálculo manejan en la CGT sobre la evolución del salario?
Nosotros medimos en el transcurso del año pasado una pérdida de entre un 5 y 6 por ciento. Ese porcentaje no fue recuperado, ni siquiera con el bono que se había consensuado en la Mesa del Diálogo para la Producción y el Trabajo, que dejó de funcionar por los incumplimientos empresariales, ni tampoco en las actuales paritarias.
¿Hubo que elegir entre empleo y salario?
Hay actividades que tuvieron que cerrar paritarias con la pauta del Gobierno porque tienen una fuerte destrucción de empleos. Eso hace que no puedan apretar demasiado en el reclamo porque lo que está en juego son los puestos de trabajo de mucha gente.
¿El desempleo empieza a jugar un rol en el mercado laboral?
El desempleo es un disciplinador importante y tiene que ver con una estrategia buscada. Determinaciones como la de PepsiCo, de erradicar una empresa y llevarla a otro lado, sin importar lo que suceda con los 600 trabajadores, por más dinero que les hayan puesto, implica que esos trabajadores no recuperarán fácilmente su posibilidad de trabajar.
¿Es un problema económico, gremial o político?
No sólo la apertura de la importación ha hecho mella en la caída del poder adquisitivo, en el consumo interno y en la generación de empleos en las PyMES, sino que las grandes empresas también toman determinaciones sin importarles la afectación social que puedan tener.
¿Piensan que se quebró el equilibrio de la relación entre los gremios y los empresarios?
Entre los trabajadores y el sector empresario, Macri decide volcarse al sector empresario, que es de donde proviene. Nadie le dice que niegue su naturaleza, pero él asumió su mandato con otros compromisos y otras promesas, y las incumplió todas.
¿Cómo vive la CGT las intervenciones a los gremios?
Las intervenciones son otro disciplinador. Nosotros tenemos cuatros gremios intervenidos, sin plazo cierto de devolución a los trabajadores. Va más allá de quienes estén al frente de los gremios. Lo que no puede hacer el Ministerio de Trabajo, ni la Justicia cómplice, es dictar una intervención sin plazo de entrega a sus conductores naturales, que son los trabajadores. No puede haber, como en el caso del SOMU, una intervención indefinida, cuya interventora deja el cargo para irse como candidata a senadora. En definitiva lo que se trata de atacar es el modelo sindical.
Se dice que la CGT subestimó a Macri…
No hubo subestimación. El reclamo que venimos haciendo es constante. Más allá de que algunos sectores piden que ese reclamo se vea en las calles. Lo que sucede, también, es que yo no he visto a nadie del arco político que haya salido a reclamar por la representatividad sindical, ni por la intervención a los gremios, salvo los dirigentes de izquierda que provienen de sectores obreros. Yo no he escuchado ni a Massa, ni a la ex Presidente, ni a Randazzo, salir a defender a los gremios.
¿Consideraron cuestionadas sus decisiones?
Hemos establecido un plan de acción, que lo hacemos en un tiempo de elecciones y que puede ser teñido de diferentes maneras. Vamos a elaborar un documento absolutamente crítico, vamos a hacer un plenario ampliado multitudinario y luego terminará en una notable manifestación en contra del Gobierno. ¿Esto modificará en algo el accionar del Gobierno? Es probable que no, pero lo que no podemos dejar de hacer es mostrar que va contra de los intereses de los trabajadores.
¿Temen que el 22 de agosto se reiteren episodios como en la marcha del 7 de marzo, cuando el kirchnerismo le copó el palco al sindicalismo?
Si como se dice normalmente, nos quieren tirar un muerto, sabemos que los responsables son otros. Nosotros, cuando pasó lo que pasó en la última gran marcha de la CGT, que estuvo tomada por sectores de la política y amplificada por los medios afines, supimos claramente que era una operación armada. Pero no vamos a dejar de correr el riesgo que tengamos que correr, tomaremos las precauciones necesarias, aunque sabemos que las cosas suceden por operaciones.
¿Apuntan por esas operaciones a la oposición o al oficialismo?
Creer que el poder sólo está en la Casa Rosada es una visión parcial. Acá hay poderes económicos, mediáticos y políticos, todo en un conjunto, para quienes el sector gremial es un escollo.
¿Sienten las críticas sobre el rol de la CGT?
Yo creo que el movimiento obrero está transitando un paso importante. Un camino de unidad dentro de la institucionalidad de la CGT, en el que todavía falta mucho por recorrer. Sabemos que a veces eso no representa a la totalidad del movimiento obrero. Se va a lograr con el tiempo y con la madurez suficiente.
Muchas veces los dirigentes apuntan por esas críticas a los medios
Hay un sector mediático que alienta y hace análisis muy claros sobre que: o no representamos a nadie, o representamos lo peor de la sociedad. Nosotros creemos que representamos a nuestros trabajadores y cada uno es votado mayoritariamente en su gremio. De ahí en más, los análisis que hagan los analistas políticos y los editorialistas corren por cuenta de ellos. La historia dirá qué hicimos bien y qué hicimos mal.