La huelga arranca hoy la secta jornada consecutiva. Las Cámaras dicen que se está cortando la cadena de pagos y ahora quieren negociar. Habrá una encuentro presencial en Trabajo. Piden actualización salarial.
Desde las 6 AM del miércoles 9 de diciembre, la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (FTCIODyARA), popularmente conocidos como Aceiteros, y la Unión Recibidores de Granos y Anexos de la República Argentina (URGARA) iniciaron una nueva huelga nacional en unidad que paraliza la industria aceitera y la exportación de granos.
En principio se pensó por 24 horas, pero ya van 6 las jornadas consecutivas y podría seguir. Se definirá según lo que suceda hoy. Es que las Cámaras ahora sí aceptaron negociar y habrá un encuentro presencial en el Ministerio de Trabajo de la Nación.
Los gremios, una semana atrás, señalaron a las cámaras empresarias de intentar utilizarlos como herramienta de desgaste al Gobierno de Alberto Fernández: «Nunca fue un tema de plata, es político, nos usan para limitar al gobierno y desgastarlo», denunciaron en un comunicado en repudio al accionar empresario.
Reclaman un sueldo que cubra las necesidades contempladas en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y artículo 116 de la Ley de Contrato de Trabajo, y la recuperación del poder adquisitivo salarial.
Las entidades agroindustriales empezaron a sentir el impacto. Primero manifestaron su preocupación por el paro de actividades en los puertos agroexportadores y aseguraron que no solamente «afectan seriamente el ingreso de divisas», sino también al normal desarrollo de la cosecha de trigo.
En diálogo con Télam, el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), Gustavo Idígoras, indicó ayer que el conflicto genera pérdidas de US$ 100 millones diarios e instó «al diálogo y a volver a una mesa de negociación».
Además ayer agregaron que se está cortando la cadena de pagos en la industria. «Las medidas adoptadas, en momentos en que se encuentran desarrollando las tareas de la cosecha fina, además de afectar el normal desarrollo de la actividad agropecuaria y alterar el desenvolvimiento de todos los eslabones de la cadena agroindustrial en general, perjudican especialmente a los productores», señalaron.