Ni siquiera los números oficiales, siempre más favorables al gobierno que lo que indica la realidad, pueden ocultar la caída del salario real en la carrera con los precios.
Según difundió Ismael Bermúdez ,en Diario Clarín, de acuerdo a los datos del Ministerio de Trabajo entre diciembre y febrero los salarios en blanco tuvieron una mejora del 4,8%. Según otros datos oficiales, en este caso del Indec, la inflación en esos tres meses fue del 7,5%.
En un sencillo cálculo, podemos decir que los salarios formales perdieron 2,7 puntos la inflación.
Vale aclarar que en este caso el parámetro son las cifras del RIPTE (Remuneración Imponible de Trabajadores Estables), que ubica el salario promedio en más de $27.000. Un valor que permitiría cubrir la canasta familiar, pero que está lejos de lo que cobra la gran mayoría de la clase trabajadora.
Además, en la inflación está subvaluado el peso de las taridas en los gastos familiares. O sea, no mide realmente las consecuencias del tarifazo en la vida cotidiana.
Si tenemos en cuenta que el ministro Triaca insiste en cerrar acuerdos por el 15% y las estimaciones de inflación ya superan largamente el 20%, parece que el objetivo del gobierno es bajar varios puntos más el salario real en 2018.