Javier Milei anunció que Gustavo Morón, será su secretario de Trabajo en caso de ser electo Jefe de Estado. Se trata de un dirigente que respondió a Jorge Triaca y que no comulga con Luis Barrionuevo. Su designación sería una muralla de contención a las aspiraciones del gastronómico a cambio de su respaldo.
El libertario Javier Milei anunció el domingo, y minutos antes del Debate presidencial, que el ex Superintendente de Riesgos del Trabajo del Gobierno macrista, Gustavo Morón, será su secretario de Trabajo en caso de ser electo Jefe de Estado.
El candidato por La Libertad Avanza (LLA) lo informó en su cuenta oficial de la red X (antes Twitter), junto con una fotografía que compartió con el exfuncionario de Macri.
El anuncio sorprendió al mundo sindical que esperaba que el gastronómico, Luis Barrionuevo, tuviera incidencia en esa designación. Pareció más bien una muestra de distancia y una muralla a sus aspiraciones.
Barrionuevo es hoy el dirigente sindical más cercano a Milei y uno de los que está buscando tener influencia en un futuro Gobierno en base a respaldo logístico y de fiscalización
Lo cierto es que Morón no responde a Barrionuevo, ni es de su círculo de confianza. Morón fue, entre 2015 y 2019, titular de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT). En ese cargo tuvo sobrevida, incluso asumida la presidencia de Alberto Fernández.
También se desempeñó como gerente de Auditoría de Gestión y Resultados de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) y como responsable de la Gerencia de Técnica y de Planeamiento de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo en el período 2000-2002.
Desde la oficina de prensa de La Libertad Avanza (LLA) destacaron que durante la gestión de Morón «se logró la sanción de la Ley 27.348 complementaria de la Ley sobre Riesgos del Trabajo y la redacción del anteproyecto de Ley de Protección y Prevención Laboral».
El otro lugar sensible al que miran Barrionuevo y sus pares es la Superintendencia de Servicios de Salud. Es el organismo encargado de la distribución de los fondos para los reintegros a las obras sociales y uno de los puntos más calientes de discordia entre el gremialista y los gobiernos.