Una patota comandada por Leónidas Requelme atacó anoche a los tiros a militantes del gremio de Seguridad cuando le reclamaron que devuelva el edificio gremial que mantiene ocupado. La Justicia había invalidado los «comicios» con los que quería sostenerse. Ahora está detenido, «Esto podría haber terminado en un muerto. Esta es la patota que nadie quiere en el sindicalismo», condenaron.
El oficialismo del sindicato de Personal de Seguridad (UPSRA) que lidera Ángel García denunció que fue atacado a los tiros por una facción de la oposición conducida por Leonidas Requelme, cuando buscaba recuperar legalmente la sede central del gremio, ubicada en el barrio porteño de Abasto.
Según indicó el sector que responde a García, gracias a un reciente fallo favorable de la Justicia y a una decisión del Ministerio de Trabajo de la Nación, se apersonaron en la sede en la esquina de las calles Tucumán y Bulnes para recuperar ese edificio tomado.
En ese instante que buscaban ingresar a la sede, los dirigentes del oficialismo fueron atacados a los tiros desde el interior por parte de los opositores que los esperaban atrincherados. Incluso acusaron al hijo de Requleme de haber sido uno de los agresores que portaban armas de fuego.
«Hoy los afiliados se acercaron pacíficamente con el equipo de abogados del Sindicato porque la Justicia nos dio la razón y fueron recibidos a los tiros», explicó Diego Serrano, vocero de UPSRA en declaraciones al canal de noticias TN.
«Fue algo tremendo, gente pacífica, trabajadores, que después de años intervenidos se presentaron con la Justicia y son recibidos a los tiros. Un hecho totalmente repudiable. Un movimiento obrero que nadie quiere», agregó.
«Esto podría haber terminado en un muerto. Esta es la patota que nadie quiere en el sindicalismo. Esto es un atropello. Acá no hay un grupo que se está peleando con otro, sino que estamos con un fallo de la Justicia y de la autoridad competente con gente que falsificó documentación», remarcó Serrano.
Fuentes con acceso al operativo informaron que efectivos de la Brigada revisaron la sede sindical y la División Balística encontró un arma calibre 11.25, que sería propiedad del propio Leónidas Riquelme y que habría efectuado tres disparos.
Por esas circunstancias, la policía dispuso la detención del gremialista disidente. También lo imputó por el episodio.
Además se halló en la sede sindical ocupada una una pistola calibre 22 y tres vainas servidas, lo que respalda la versión que los partidarios de García aportaron a la prensa y a la Justicia.
Los oficiales le tomaron declaraciones a todos los empleados que se encontraban en el edificio para poder identificar a los agresores.