La paradoja de los canillitas

Fue al menos paradójico ver como en el mismo momento en que Omar Plaini respondía preguntas y remarcaba la alta adhesión que tenía la huelga general el último jueves, buena parte del gremio de vendedores de diarios trabajaba normalmente. El secretario general de los canillitas porteños y jefe de prensa de la CGT Azopardo se alegró por el impacto del paro, pero nada dijo de los miles de colegas que abrieron sus puestos como todas las mañanas. 

Se trató de un sector opositor al dirigente moyanista, que el año pasado le disputo el liderazgo en la Federación de Vendedores de Diarios y Revistas de la República Argentina (FVDRRA). Ese colectivo de trabajadores manifestó que no se plegaba a la medida de fuerza porque “somos contundentes, no existen razones que justifiquen un paro nacional, tenemos la herramienta de la lucha en nuestras manos, la organización libre de los trabajadores y un proyecto político que nos tiene como protagonistas. Vamos a profundizarlo».

El año pasado, en unas elecciones que terminaron en un escándalo, José Luis Frau –hombre fuerte de los canillitas en la ciudad de La Plata– se adjudicó el triunfo en FVDRRA, lo que abrió una serie de cruces y acusaciones en todo el gremio.

Ayer, durante el paro, la ruptura que se originó tras los sufragios del 2013 volvió a quedar evidenciada: mientras que en la Ciudad de Buenos Aires, el territorio donde incide Plaini, el nivel de adhesión fue alto, en el interior del país fue mucho menor.

Desde FVDRRA fueron duros con los principales protagonistas del paro del jueves. Y mientras Plaini ya anunció que prepara para las próximas semanas el lanzamiento de una mesa sindical que tendrá como objetivo apoyar la candidatura presidencial de Daniel Scioli, un sector de su gremio apuntó contra la lógica que impera en la CGT de Azopardo.
“No podemos creerle una palabra a dirigentes que van a alcahuetear a la embajada yanqui, y tampoco podemos ser funcionales a sus intereses”, comunicaron.