(Por Pablo Maradei) El caso emblemático de Libson alerta a los gremios industriales ante per saltums que se puedan generar para violar las leyes laborales en un gobierno nacional que propicia estas maniobras.
El inédito fenómeno de la pandemia generó múltiples problemas; entre otros el fraude laboral: es decir «dibujar» esquemas de suspensiones sin cumplirlo para de esa manera reducir salarios.
Tal fue el caso de Libson que tiene dos plantas, una en La Tablada (La Matanza) y otra en Catamarca. «En La Matanza intentaron hacer fraude laboral pero no se lo permitimos: hicimos bloqueos, presentaciones ante el Ministerio de Trabajo y denuncias ante la AFIP», recuerdan a InfoGremiales desde la seccional Matanza de la UOM.
Y agregan: «Estamos siempre atentos a estos desmanejos porque es algo que lo pueden repetir en otras fábricas».
Pablo Libson es el dueño de esta empresa que ahora incursiona en ensamblar aires acondicionados para salir a competirle al mercado de industria nacional (ver aparte).
En Catamarca la película es distinta: el acuerdo por suspensiones para seguir trabajando en iguales condiciones «está avalado por el Ejecutivo provincial, por el mismísimo gobernador», cuenta un dirigente nacional de la UOM.
Fue luego de ese logro en Catamarca que Pablo Libson intentó implementarlo en La Matanza y no pudo. En aquella provincia Libson emplea a 170 trabajadores; y en la planta de La Tablada, 215.