Poco después de que se iniciara la votación final sobre la reforma laboral en el Senado de Brasil, el presidente de ese cuerpo, Eunício Oliveira, decidió suspender la sesión por tiempo indeterminado cuando la senadora Fátima Bezerra quien presidía la sesión se negó a devolverle su asiento y luego hizo cortar la luz del recinto.
El texto de la propuesta, que el gobierno envió al Congreso Nacional el año pasado, incluye más de 100 modificaciones a la CLT (Consolidación de las Leyes Laborales).
La propuesta fue aprobada por la Cámara de Diputados en abril y, si es aprobada sin cambios por el Senado, será ser sancionada por el presidente Michel Temer.
Tras suspender la sesión y abandonar el pleno, Oliveira dijo que la votación se reanudará «cuando lo permita esta dictadura».
El proyecto es fundamental dentro del plan económico del presidente Michel Temer y también su aprobación le daría un respiro político al gobernante que estos días está sometido a una votación en la Cámara de Diputados que debe aceptar o rechazar una denuncia en su contra por corrupción, que puede apartarlo del cargo por 6 meses.
El inicio de la sesión estuvo marcado por la estrategia de las senadoras del PT, Gleisi Hoffmann, Regina Souza y Fatima Bezerra, y la comunista Vanessa Grazionttin. Las tres ocuparon los sillones de la presidencia del Senado y le impidieron al titular del cuerpo sentarse e iniciar la sesión.
El lunes por la noche, miles de personas protestaron contra la reforma laboral y ayer lo hicieron sindicatos.
Los cambios propuestos reducen el margen para acciones legales en disputas laborales en la mayor economía de América Latina. El trabajo remoto pasará a estar regulado y las compañías tendrán más flexibilidad para definir horarios de trabajo y vacaciones.
Además la nueva ley da mayor flexibilidad para los trabajos a tiempo parcial y los contratos temporales.
‘Los cambios a la ley harán que el mercado laboral sea más flexible y, por sobre todas las cosas, rebajará los riesgos asociados con nuevas contrataciones‘, dijo Alessandra Ribeiro, economista de Tendencias Consultoria.
Los sindicatos dijeron que los cambios reducen la seguridad laboral, al tiempo que debilitan su poder por la eliminación de la sindicalización obligatoria.