La mesa chica de la CGT habría logrado cerrar la negociación con Antonio Caló pero el moyanismo es un tema aparte. Todos llevaron a sus congresales que se disponen a empezar el extraordinario pero los dirigentes todavía no se acreditaron y las posibilidades de ruptura sin acuerdo siguen vigentes.
Mientras unos 2030 congresales con poder de voto esperan las novedades en salón que Parque Norte destinó para el masivo evento, los principales dirigentes del movimiento obrero organizado debaten en una especie de VIP la distribución de cargos.
Si la oferta no les satisface, el moyanismo podría retirarse y arrastrar consigo a sus congresales, quitándole legitimidad al armado.
Pero antes de la votación principal, los convoca el Congreso Extraordinario para votar la reforma del estatuto que incluye el fomento de la participación femenina. En la actual configuración solo hay una representante, y abocada a las cuestiones de género, Noé Ruiz.
La Mesa Chica de la CGT promueve ampliar la cantidad de secretarías de las actuales 25 a 33, creando cuatro nuevas y desdoblando otras cuatro. Esperan que las organizaciones designen a un varón y a una mujer que indistintamente puedan participar de la reuniones del Consejo Directivo mientras que siempre haya un 30% de representación femenina en esas reuniones. Las Mujeres Sindicalistas de la Corriente Federal criticaron la propuesta en varias oportunidades para pedir un 30% real de dirigentes mujeres, sin embargo todo indica que se va a aprobar así como está.