Las fuentes del espacio gremial fueron más lejos y confiaron que esos gremios estarían dispuestos, luego de un profundo debate, a procurar esa normalización inmediatamente después de la elección de octubre y a respaldar a un hombre del Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA) como única cabeza directriz.
En esa línea ya se habían pronunciado los gremios que integran el MASA de Omar Viviani y Sergio Sasia y los de la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) de Sergio Palazzo, quien el martes último fue reelecto por otros cuatro años al frente de la Bancaria.
Las fuentes gremiales de «las 62» que, hasta hace poco más de un mes condujo el fallecido ruralista y estibador Gerónimo Venegas, aseguraron a Télam que «no puede haber más dilaciones ante la realidad del movimiento obrero», por lo que sus dirigentes comenzaron las conversaciones con los sindicatos moyanistas, del MASA y la CFT.
Esos voceros confiaron que la futura única conducción debería elegirse inmediatamente después de las legislativas de octubre -de forma independiente a sus resultados- y ratificaron otra vez su total rechazo a la figura del actual triunvirato.
Las fuentes fueron más lejos y señalaron que ese espacio de casi 80 organizaciones -que hoy comanda el ruralista y estibador Ramón Ayala, sucesor de Venegas también en ese gremio- estaría dispuesto a convenir la figura del líder de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (Fatlyf), Guillermo Moser, o de Sasia, jefe de la Unión Ferroviaria (UF) -ambos del MASA-, como alternativa para coronar una conducción sindical unificada.
La realidad de «las 62» se modificó de forma abrupta como consecuencia de la muerte de Venegas, un dirigente que firmemente respaldó hasta la última instancia al presidente Mauricio Macri y que incluso puso a disposición del gobierno nacional el propio aparato de «las 62» para apoyarlo en el acto del 1° de mayo.
Los sindicatos de «las 62» ya iniciaron conversaciones con el moyanismo y otros sectores y confiaron que «el respaldo al gobierno fue aceptado sin miramientos ante la firme postura de Venegas, pero ahora comenzaron las dudas ante la realidad y la necesidad de construir una única y fuerte central sindical».
Sin embargo, los voceros de «las 62» ratificaron sus convicciones innegociables, es decir, «no puede continuar la figura antiestatutaria del triunvirato; se impone la conducción de un único secretario general; la mayor integración posible y, por supuesto, el fin del romance con entidades sociales o piqueteras».
La aceptación por parte de «las 62» de hombres como Moser o Sasia surge de «la imposibilidad obvia de que la unificación sea viable a través de algún representante de los sectores ‘gordo’ o ‘independiente'», aunque también señalaron sus voceros que «el bancario Palazzo y uno o dos hombres más de la Corriente Federal deberían integrar la próxima conducción, aunque no ser la cabeza».
«En ningún caso ese futuro consejo directivo avalará que el conductor de la central obrera sea no peronista y, mucho menos, que adhiera al kirchnerismo», señalaron las fuentes de «las 62».
En realidad, el apuro de los gremios del brazo político del sindicalismo peronista para reunificar el movimiento obrero se relaciona de forma directa con lo que denominan «la evidente parálisis de la CGT; las diferencias notables que existen entre sus líderes -el triunvirato- las internas y la falta de rumbo».
En su momento, «las 62» y el MASA no participaron en el Congreso reunificador de Obras Sanitarias del 22 de agosto último -que consagró a la actual conducción cegetista-, fundamentaron su ausencia en «la violación del Estatuto de la central obrera» y, en el caso del MASA, en «la falta de una agenda programática» común.
«Las 62» fueron más lejos e impugnaron ante el Ministerio de Trabajo ese Congreso, al que en su momento Venegas calificó como «un mamarracho», y advirtieron que de no producirse respuestas de la autoridad de aplicación el espacio recurriría a la justicia.
La Corriente Federal de Trabajadores participó en el encuentro de Obras Sanitarias, pero se retiró de forma previa a la elección del triunvirato en abierta oposición a las resoluciones adoptadas.
Como ocurrió a lo largo de la historia de divisiones y reunificaciones, la realidad impuso ahora otra vez «el diálogo».
«Hay mucha bronca hacia adentro de la CGT y divisiones evidentes. Es cierto que algunos sectores impulsan la figura de Héctor Daer como único líder y otros apuestan a ubicar allí a Pablo Moyano. Su padre Hugo influye como siempre, pero parece cumplir hoy un papel más moderado desde que decidió refugiarse en la presidencia de Independiente. El otro peso pesado, el petrolero Guillermo Pereyra, enfrenta graves problemas en su actividad. De allí la necesidad de consensuar la figura de un moderado del MASA, pero todo ello requerirá de profundos debates», aseguraron las fuentes.
Como sea, los sectores sindicales apuestan a que la movilización del 22 de agosto próximo hacia la Plaza de Mayo -al cumplirse un año de la asunción del triunvirato- no se transforme otra vez en un pandemonium como consecuencia de insultos y graves incidentes.
«Si ello ocurriese y la masiva marcha se desmadrase, sería una incógnita el futuro inmediato de la conducción», concluyeron las fuentes gremiales.