Massa y Moyano acordaron un salvoconducto para aliviar de Ganancias a unos 130 mil camioneros. El resto de los gremios ahora buscan una salida similar. Crece el descontento y sospechan que el entendimiento de Economía se dio con las patronales.
A fines de 2022 el ministro de Economía, Sergio Massa, junto con Hugo y Pablo Moyano llegaron a un acuerdo por medio del cual lograrían que unos 130 mil afiliados de camioneros se vean aliviados de la carga que pagaban de Ganancias en sus salarios.
«A partir de un acuerdo entre Camioneros y el Ministerio de Economía se le incluyó al proyecto una modificación sobre el Impuesto a las Ganancias que establece la exención de los adicionales al salario básico de los transportistas terrestres para el pago del tributo, en beneficio de más de 130 mil trabajadores», se informó oficialmente.
En el comunicado se expuso que «de esta manera, Camioneros logró dar respuesta a un reclamo histórico, ya que era el único gremio de transporte hasta el momento que tributaba Ganancias sobre comidas, viáticos, premios y otros complementos del sueldo».
La respuesta a los Moyano detonó una ola de reclamos similares de gremios de varias actividades que buscan un salvoconducto similar para sus afiliados. «¿Por qué a Moyano sí y a nosotros no?», repiten.
La situación hasta generó asambleas en Acindar donde los operarios siderúrgicos de Villa Constitución reclamaron que los incluyan en una alternativa similar. «Evidentemente se puede, lo que necesitamos es decisión política», explicó un alto dirigente cegetista a InfoGremiales.
A dos meses del inicio de las tratativas, sólo los Aceiteros consiguieron una salida a lo Moyano. El resto todavía encara gestiones sin demasiado éxito. La sospecha que circula en los pasillos sindicales es que la permeabilidad de Economía con quienes obtuvieron respuesta favorable vino por un intento de congraciarse, también, con las patronales de esos sectores. Por el momento son sólo hipótesis.
Lo que está claro es que esta semana habrán nuevos cara a cara entre gremialistas y funcionarios, y que el malhumor que empieza a cocinar el asunto amaga con convertirse en el primer gran desencuentro entre el súperministro y los popes sindicales, justo cuando empiezan a tomar color las definiciones por las candidaturas.