Los acuerdos paritarios de este año estuvieron condicionados por la meta del gobierno de no disparar una inflación proyectada del 17%, prevista por el Banco Central. Aunque el encorsetamiento salarial fue importante, los sindicatos buscaron no sólo ganarle a la inflación, sino también recuperar aunque sea una parte del poder adquisitivo perdido en 2016.
Según un estudio realizado sobre las negociaciones paritarias por el Centro de Estudio para el Desarrollo Nacional Atenea, «en la mayoría de los sectores, el cierre de las negociaciones rondó el 20% e incluyó la “cláusula gatillo”, un requisito que implica algún tipo de mecanismo de revisión si es que la inflación supera la cifra acordada». De hecho en algunos casos se disparó automáticamente, como en las provincias de Buenos Aires y Neuquén y en otros está en pleno desarrollo, como en el caso de los estatales mendocinos.
Como preámbulo, casi todos los sectores del mercado de trabajo perdieron poder adquisitivo en 2016. Esto generó una gran desconfianza en los sindicatos que vieron como las mediciones de los índices de precios superaron ampliamente la proyección oficial y se llegó a una inflación promedio del 37,6% (41,0% según IPC CABA, 40,3% según IPC Congreso y 31,4% según IPC San Luis).
Es por esto que la disposición de la cláusula se vuelve una herramienta fundamental en este contexto. Sin embargo, de 26 sindicatos analizados en el trabajo de Atenea, la mitad no incluyó esta salvedad y pueden verse perjudicados si el número de inflación acumulada sigue creciendo (14% primer semestre 2017).
Damián Ledesma, Director del Centro Atenea expresó: “Las paritarias de este año no han logrado revertir la pérdida de poder adquisitivo del 2016. Los principales sindicatos sellaron acuerdos por encima de la inflación oficial pronosticada (17%) pero casi ninguno recompuso la capacidad de compra deteriorada desde el 2015. Otra discusión subyacente tiene que ver con los florecientes monotributistas, cuya modalidad de trabajo precaria no contempla aumentos de ingresos como si lo tienen aquellos que están en forma asalariada.”
Claro que estos números sólo analizan la evolución salarial de los sectores de la economía formal. Hay que destacar que existe más de un 30% de trabajadores informales que no cuentan con la valiosa herramienta de la paritaria para negociar sus salarios ni con la estabilidad que brinda un contrato formal.
«Si esta tendencia se consolida y las organizaciones colectivas disminuyen su representatividad, puede traer como consecuencia la presión de los salarios a la baja», explican desde Atenea.