La leve recuperación de los salarios de trabajadores registrados en el primer trimestre «no puede tomarse como referencia definitiva de una mejora del poder adquisitivo para todo el año», advirtió un estudio del Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala.
Es que por lo general en ese primer tramo del año suele concentrarse el grueso de los incrementos, que luego terminan licuándose con la inflación, indicó el reporte del Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala.
Pese a declaraciones de funcionarios, ese centro de estudios recomendó poner «en contexto» la recuperación del RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables) del primer trimestre de 2021, cuando creció 13,4% frente a un 13% de la inflación en el mismo período.
«Dada la estacionalidad de la serie de salario, el dato positivo del primer trimestre de 2021 merece ser puesto en contexto», advirtió la entidad.
Señaló que «los primeros trimestres suelen ser, salvo en ocasión de eventos muy disruptivos, momentos de recuperación, porque contienen los principales tramos de aumento de los acuerdos salariales».
Resaltó que «en la evolución reciente del RIPTE, desde 2018, todos los años se vio que el salario recuperó un poco en el primer trimestre, para luego terminar el año perdiendo poder adquisitivo».
Por tal razón, ITE consideró que «en perspectiva, la pequeña variación positiva de comienzos de 2021 puede resultar insuficiente para que el salario consolide una mejora a lo largo del año».
La advertencia de la entidad relativiza declaraciones de diferentes funcionarios como el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien en función de los últimos acuerdos paritarios, con subas que superaron el 40%, confió en que este año el salario real tendrá una recuperación.
«Las recuperaciones marginales del poder de compra aún tienen un largo recorrido por delante para alcanzar, al menos, el nivel previo a la pandemia», aclaró en Instituto, que a su vez recomendó analizar la suba del primer trimestre a la luz de «un hecho y una incógnita».
«El hecho es que los salarios todavía se encuentran en un nivel muy bajo en comparación a los últimos años, porque la caída acumulada de las remuneraciones desde 2015 ha sido pronunciada», subrayó.
En cuanto a la incógnita, se planteó un interrogante en cuanto a «si en lo que sigue del año los salarios finalmente podrán empezar a mostrar una mejora».
El ITE remarcó que «en la comparación con la situación pre-pandemia, se ve que en marzo la remuneración promedio en términos reales se ubicó un 6% por debajo del nivel de marzo de 2020», mes en el que «los salarios habían iniciado un camino de recomposición, acumulando una expansión del 6,4% en términos reales respecto de diciembre 2019», siempre con la salvedad de la señalada estacionalidad del primer trimestre.
Con referencia a esa mejora antes de la pandemia, reconoció que «ese inicio auspicioso fue interrumpido por el shock a la actividad económica y al mercado de trabajo».
«Mientras que el empleo asalariado no registrado y el cuentapropismo fueron los segmentos más afectados, el empleo registrado tuvo una menor pérdida de puestos de trabajo gracias a las políticas de contención, pero sin evitar que el salario real retrocediera, a fines de 2020, otro 1%, llegando hasta el nivel que tenía diez años atrás», manifestó.
Tras señalar que es «prácticamente imposible» que se cumpla con la previsión oficial de una inflación del 29% -descartada ya incluso por el propio oficialismo- y con un primer tramo de paritarias que se arreglaron sobre la base de esa pauta, el ITE estimó que «de no ocurrir una marcada desaceleración inflacionaria, la posibilidad de que el salario real crezca quedará supeditada a las cláusulas de revisión incluidas en la mayor parte de las paritarias para el último trimestre del año».