Primero lograron armar un polo de poder sectorial estratégico que superó la dicotomía entre las centrales oficliastas y opositoras. Luego consiguieron un alivio sobre el aguinaldo de diciembre. Más tarde instalaron su propia agenda de reclamos. Posteriormente, habiendo desairado a Barrionuevo y a Moyano en el verano, hicieron que éstos y Micheli los sigan detrás de su medidas de fuerza. Y para cerrar el círculo de poder que manejan ahora van por Antonio Caló, su última presa.
Sucede que en tiempos de río revuelto de fragmentación sindical, los gremios del trasnporte erigieron sus intereses y pudieron convertirlos en el interés general de un movimiento obrero desorganizado que no termina de encontrar el rumbo.
Conseguido el apoyo de las centrales obreras de Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Micheli, ahora lo sindicatos del transporte buscarán la adhesión al paro de próximo martes de la CGT oficialista de Antonio Caló en lo que sería una virtual unificación sindical, al menos por unas horas.
Fue el secretario general de La Fraternidad, Omar Maturano, quién señaló que se reunirá con el metalúrgico para informarle las precisiones del paro y sostuvo: «Esperamos que él acompañe la medida de fuerza».
Los transportistas reclamaron este jueves al Gobierno que suba el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias a $ 40.000, porque de lo contrario el paro de transportes del martes «será total».
«El transporte va a estar totalmente parado. Además, se sumaron los bancarios, los operarios de estaciones de servicio, y todos los sectores representados por la GGT que conduce Hugo Moyano y la CTA de Pablo Micheli», dijo Maturano.
Al ser consultados sobre si existen expectativas entre los gremialistas de que el Gobierno los convoque a una nueva reunión, el jefe de La Fraternidad indicó que «la esperanza nunca se pierde».
«Esperemos que el Gobierno nos convoque y nos de una solución, no sólo para tomar café. Porque para eso tomamos café en nuestros lugares», afirmó y añadió que para levantar el paro, el Gobierno «debe actualizar las escalas de Ganancias».
Además de subir el mínimo no imponible (que actualmente está en $ 15.000), los gremios del transporte quieren buscar «otros parámetros» para el tributo, porque ahora les afecta el sueldo y los viáticos que las empresas les pagan para afrontar la jornada laboral. «El paro es la última opción», sostuvo y aclaró que tampoco será aceptado que la administración kirchnerista se comprometa con modificar las escalas del impuesto o subir el mínimo no imponible recién después de mitad de año.
«Queremos que desde el mes que viene ese impuesto al trabajo no nos afecte como nos está afectando», sostuvo por lo que ratificó la huelga del martes 31 y aclaró que «no habrá servicio mínimo garantizado».
«Nosotros no estamos acostumbrados a hacer piquetes, confiamos en la fuerza del paro. Los trabajadores que ganan $ 15.000 no son ricos. Que le pongan impuestos a la renta financiera, al juego, a las mineras», dijo. Y expresó que si el Gobierno quiere poner «un impuesto al trabajo» que se lo aplique a quienes ganan «de $ 40.000 para arriba».