Luego de reducir la velocidad en los trenes, Maturano responsabilizó al Gobierno: «Nos están cargando. Sabían que para el martes que viene iba a haber paro y nos citan para el jueves»

El secretario general de La Fraternidad, Omar Maturano, defendió la decisión de reducir la velocidad de los trenes como forma de protesta y remarcó que fue para «hacerle entrar en la cabeza al Gobierno» el reclamo de aumento salarial. Además planteó que no quieren evitar el paro de la semana próxima.

El secretario general de La Fraternidad, Omar Maturano, defendió la medida de fuerza de los maquinistas de reducir la velocidad de las formaciones ferroviarias al señalar que «el sueldo está congelado desde hace cuatro meses y éso no se puede aceptar».

El dirigente sindical se quejó de los magros aumentos salariales que recibieron en los últimos meses: «Fue como una dádiva, porque casi que no nos dieron nada. No quieren reconocer la inflación».

«El promedio de velocidad en los trenes es de 50 kilómetros por ahora y en algunas vías y tramos puede llegar a 70», sostuvo el gremialista.

En diálogo con Radio Rivadavia, Maturano explicó que con la medida de fuerza del jueves cubrió «el 50% del servicio, que es un poco más que una guardia mínima».

Luego de reducir la velocidad en los trenes, Maturano responsabilizó al Gobierno: "Nos están cargando. Sabían que para el martes que viene iba a haber paro y nos citan para el jueves"

«Esta medida es para protestar y hacerle entrar en la cabeza a este gobierno que no queremos aumento salarial, sino empatarle a la inflación. La motosierra no solamente corta lo malo, sino también lo bueno. Y la licuadora licúa para todos», subrayó el líder de los maquinistas.

Además, apuntó contra la Secretaría de Trabajo, a cargo de Julio Cordero: «Nos están cargando. Sabían que para el martes que viene iba a haber paro y nos citan para el jueves».

Al ser consultado sobre el salario de un maquinista, Maturano precisó que un trabajador con 10 años de experiencia cobra 1.300.000 pesos y remarcó: «Un maquinista no se puede equivocar, porque si se equivoca, termina preso, en el hospital o en el cementerio».