El Gobierno cedió a la CGT el control de las obras sociales sindicales. La designación puso a un técnico afín a los gremialistas al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud, enorme caja de recursos reclamada largamente por los cegetistas al gobierno de CFK.
El elegido para la Superintendencia es Luis Scervino, director médico de la Obra Social de Obras y Servicios Sanitarios y un técnico de confianza del jefe de ese sindicato, José Luis Lingeri.
Scervino visitó ayer mismo la Superintendencia y se presentó como nuevo jefe del organismo que cuenta con un presupuesto anual estimado de 7.000 millones de pesos y que tiene a su cargo la distribución de fondos millonarios entre las obras sociales gremiales.
El puesto de gerente general (número dos del área) estaba reservado para Oscar Cochlar, un exfuncionario de la SSS y un funcionario que también goza de la confianza de los sindicalistas.
El nombramiento recayó sobre Lingeri, el experto de la CGT en la estructura de financiamiento de las organizaciones de salud de los gremios. Esa condición, y la de haber sido titular de la ex Administración Nacional del Seguro de Salud (Anssal) en el Gobierno de Carlos Menem, le dio históricamente al directivo de AySA preeminencia entre sus pares a la hora de negociar con las sucesivas administraciones recursos para las obras sociales.
La garantía de la designación de Scervino transmitió alivio entre los principales referentes de la CGT tanto del moyanismo, como del caloismo que esperaban que Cambiemos cumpla con la palabra empeñada.
La promesa cumplida por Macri, también había sido realizada en campaña por Daniel Scioli. El excandidato del FpV había garantizado que ese lugar iba a ser ocupado por un técnico vinculado a Luz y Fuerza en caso de llegar a la presidencia