(Por Luis Autalán @luisautalan / Fotografía Ariel Gaspardi) Con realce en cuanto la acusación del fiscal y la arremetida de un sector mediático contra la Vicepresidenta, Marieta Urueña Russo, la titular del Sitraju, la organización gremial judicial que nació en la última presidencia de Cristina, también hizo foco en la situación de los pobres, trabajadores y las trabajadores de todo el país. Subrayó que a todos ellos «más sacrificios no se les pueden pedir». Su gremio propicia cambiar al Poder Judicial, desde adentro hacia afuera a través de sus trabajadores. No perdió la esperanza de que el Gobierno mejore la calidad de vida del pueblo, y asume que es una materia pendiente paralela a la necesidad de lograr una victoria electoral en 2023.
Nacida en la provincia donde se firmó de puños y letras la Independencia Argentina, el ejercicio de la conversación transcripta en esta nota dejó también en superficie, en coincidencias o discrepancias con preguntas y decires una certeza: lo simple, puntual y concreto es amplio. Tanto que, sin resguardo alguno, asume que su carrera sindical orgánica nace de un mensaje en las redes sociales que le escribió a una dirigente de la Ciudad de Buenos Aires. Antes de ese paso venía forjando luchas propias y compartidas en Tucumán. Allí donde se infiere que una cuestión es el peronismo clásico y otra más exigente es el kirchnerismo, nada más ni nada menos que trabajando en el Poder Judicial.
Marieta Urueña Russo, la secretaria General del Sindicato de Trabajadores Judiciales de la República Argentina (Sitraju) y abogada, recorrerá esta charla desde las sonrisas por alguna confesión sobre gustos cinematográficos, como la película «El lado oscuro del corazón» (1992), una producción dirigida por Eliseo Subiela sobre la obra poética de Oliverio Girondo, la cual resalta lo indispensable de volar, algo que ella tomó como lema propio. No faltará algún momento donde alguna lágrima quedó al borde de sus ojos para hablar de derechos humanos, el 24 de Marzo y dictaduras. Y otro asterisco de color cuando comenta que juega al fútbol mixto y tiene su corazón deportivo, dividido o ensamblado, entre San Martín de Tucumán y Boca Juniors, como que su cronómetro y agenda mental se pone a prueba en cada tópico y cada día para recorrer el país «en ejercicio de su responsabilidad y vocación».
«Somos todos y todas iguales ante la ley pero no todos tenemos las mismas oportunidades. Para que realmente seamos todos y todas iguales ante la ley necesitamos del Estado»
Marieta Urueña Russo
-Su actividad está atada a Aerolíneas Argentinas, vuela de Tucumán-Buenos Aires, como a otras provincias y ciudades y eso no es para cualquiera. Hablan de un trajín intenso.
-El sindicato Sitraju Nación, Sitraju BA, nuclea trabajadores y trabajadoras judiciales de todo el país, si bien vengo mucho a Buenos Aires, recorro mucho el país, distintas provincias, porque estamos sumando afiliaciones en distintas regionales. Nosotros nos dividimos por regionales así que estoy como la hormiguita viajera últimamente. Pero lo digo sin quejas, es vocación.
-¿Me quiere contar cómo es su familia?
-Tengo dos hijos, una nena de 8 que se llama Eva, un varón de 10 que se llama Gael y a mi marido Matías, que también es trabajador judicial, parte del Sitraju y uno de los referentes de Tucumán.
-O sea que ahí hay simetría política.
-Totalmente, nos ayudamos mucho, no podría tampoco hacer el trabajo que hago si es que no tuviese un compañero y una contención familiar para mi hijo y mi hija que son chiquitos. Eva nació cuando nacía Sitraju así que imagínate yo venía a reuniones con ella de 1 año.
-¿Alguna vez pensó si sería posible vivir con alguien que no compartiera sus metas?
-Creo que sería muy difícil y nosotros fuimos coincidentes, ya como compañeros de trabajo, digamos desde antes de que existiese Sitraju. Trabajo en el ámbito judicial desde hace 19 años, en la Cámara de Tucumán. Matías hace 15, y desde antes que fuésemos pareja coincidíamos en las cosas que hacían falta cambiar y en la necesidad de que haya un gremio, porque no había gremio.
-¿Tiene amigos gorilas?
-Tengo. Con los que discuto muy amenamente, tengo familia gorila también. ¿Qué vas a hacer?
-¿Se puede?
-Hay algunos con los que se puede mejor porque hay una cuestión de respeto y hay otros con los que no se puede. Entonces compartimos cosas, momentos amenos, y no hablamos de las cuestiones que nos llevan a levantar el tono de voz y a arruinar cualquier tipo de asado, comida o reunión.
-¿Alguna vez le espetaron ser peronista o kirchnerista en modo de insulto?
-Sí claro, lo pasé. Soy de Monteros, un pueblo de Tucumán, a 50 kilómetros hacia adentro, y tengo a mis amigos de toda la vida, yo fui compañera del mismo grupo desde jardín hasta 5to grado. Con esos amigos me sigo reuniendo y hay algunos que son absolutamente gorilas, pero que tenemos una historia de vida que no puedo borrar, y ellos tampoco. Discutimos feo a veces, nos dejamos de hablar, a veces putean, en la época del macrismo puteaba yo todos los días, tampoco me la iba a guardar. Pero hay un sentimiento ahí, una relación de amistad que trasciende.
-¿Usted hace el mayor esfuerzo para evitar los roces?
-Sí. También tiene que ver que en Sitraju de Tucumán, en la Justicia Federal, no es que estoy rodeada de kirchneristas. Tenemos afiliados que son radicales, del Pro, bussistas, y ellos confían en nosotros. Porque resolvemos problemas, no les preguntamos si son peronistas a la hora de afiliarlos, ellos saben que nosotros sí, hay de todo. Ellos confían en el laburo que hay, en el equipo que hay, en las conducciones, lo que hacemos desde el Sitraju y desde la Federación. Pero no es que hay una identidad ideológica con el afiliado o afiliada, lo cual creo que también habla bien del gremio.
-¿La pasó mal del 2016 al 2019?
-Sí. Tuvimos muchas pérdidas de fuentes laborales cercanas, de amigos y conocidos que se quedaron sin laburo, merenderos con los que colaboramos y pasaron a tener el doble o el triple de chicos que tenían. En Tucumán se cerraron empresas grandes, un ingenio, una cerámica. Son empresas dificilísimas de volver a abrir, fue una época difícil. La cual nos permitió por el otro lado volver a juntarnos dentro del Movimiento Obrero, porque estábamos bastante divididos. En 2016 en mi provincia se armó la Corriente Federal (CFT) y en 2017 normalizamos CGT la después de 14 años. El macrismo también nos trajo eso, el volver a juntarnos y darnos cuenta de que cada uno, individualmente y en su mundo, tiene suficiente para solucionar los problemas que son más complejos y globales. Sobre todo en provincias como las nuestras que son pobres y que dependen muchísimo de la buena gestión de un Gobierno Nacional.
«No dudo del feminismo de Evita porque además tiene un valor inmenso sobre todo en el momento histórico que ella vivió»
-¿En esa CGT usted es Secretaría de Derechos Humanos?
-Ahora tenemos una nueva conducción de la CGT, hubo elecciones hace un poco más de un mes y quedé a cargo de la Secretaría de la Mujer en esta nueva gestión. Una trabaja donde tiene que estar, lo que sí es que no me gusta delimitar mi trabajo solamente en la Secretaría. Si tengo que organizar una marcha la organizo como también encarar otras actividades, lo que sea. Nos acostumbramos a hacer, como a jugar en un equipo y jugar en cualquier tipo de función, la que haga falta.
-¿Juega en equipo?
-¡Juego en equipo y juego al fútbol también! De defensora.
-Defensora implica imponer rigor, pierna fuerte, fricción. ¿Raspa?
-¡Raspo! (carcajadas). Hacemos fútbol mixto, lo mantenemos desde hace 6 años.
-¿El músculo para unificar la CGT de Tucumán fue local o hubo algo desde Buenos Aires?
-Nació de Tucumán y de hecho fue en dos oportunidades, antes del 2017 como ahora, hubo un grupo de gremios que querían hacer algo, y hubo una mayoría que dio la discusión suficiente como para que la decisión se la tome en la provincia. La de 2017 tuvo 44 gremios y la de hoy tiene 70, crecimos en número. Para la marcha del miércoles 17 hubo una buena cantidad de compañeros y compañeras, la participación fue importante y habla bien del trabajo que se está realizando.
-¿Qué fué lo primero que pensó el día después de que marchó con la CGT el miércoles 17?
-Qué vamos a hacer para adelante. Tenemos que empezar a ver cuáles son las acciones que se pueden hacer en cada uno de los lugares. Nosotros en Tucumán tenemos nuestras demandas como Movimiento Obrero al gobierno local, pero también esperamos que a nivel nacional se mejore la situación. Tenemos que asegurar el plato de comida y el salario de todos los trabajadores/as.
-La economista Mercedes D’ Alessandro, dijo: «le estamos contando las costillas a los pobres» lo que implica evitar el enojo de los poderosos. ¿Hay que cambiar eso?
-Seguro. Los más humildes ya hicieron todo el esfuerzo. ¿Qué más se les puede pedir? No es por ahí.
-Antes de que asumiera este Gobierno del Frente de Todos, usted expresó su esperanza de que la vida de los trabajadores fuese mejor. No sucedió y al parecer falta muchísimo para ello.
-Primero nos tocó remontar una pandemia del macrismo y la de los puestos de trabajo que se habían perdido, pensábamos que era la única. Pero enseguida nos encontramos con otra pandemia a nivel mundial que cambió las reglas del juego para todos. Lo digo también en relación a mis hijos que están en una escuela primaria y lo que cuesta que ellos tomen como normal algo que para nosotros era normal cuando íbamos a la escuela. Ese cambio en las reglas de juego impactó sobre el mercado laboral, algo que era lógico, y esperemos que se pueda volver a encauzar. En el medio de todo eso hay un montón de cosas, como estar pensando en cómo salir ganando en las próximas elecciones.
-¿Hay tiempo de concretarlo ante un electorado demandante en cuestiones muy puntuales?
-Yo creo que sí.
– Juana Azurduy, Eva Perón, Cristina. ¿Sería la delantera de su equipo patriótico?
-Sin dudas. Grandes mujeres de nuestra historia, sin entrar en comparaciones que muchas veces son injustas porque una vive momentos. Nosotras somos artífices de un determinado momento de la historia y nos toca hacer lo que nos toca en este tiempo y las demandas de este tiempo, entonces las comparaciones por ahí son odiosas. En mi pensamiento no dudo de que Eva Perón fue feminista y lo discuto con mis compañeras que no son peronistas y que son feministas. No dudo del feminismo de Evita porque además tiene un valor inmenso sobre todo en el momento histórico que ella vivió.
-¿Alguna vez se puso en el lugar de Eva, si vemos el odio que hoy florece en algunos sectores?
-Lo veo con Cristina. Las críticas, el querer dejarla sola, calificarla, se le dijo de todo, le hicieron todas las tapas que quisieron. A Cristina, desde que fue presidente en 2007 se le criticó desde la cantidad de rímel que usaba, las calzas, si grita, si no grita, si está en silencio, si la ropa que usa es cara. En la década del 90 gobernaba el riojano y no se ponían a ver cuánto salía el traje que usaba.
-¿Hay un lado de la grieta todo lo que hace Juliana Awada es maravilloso, Vidal es el prototipo de mujer, entre otros ejemplos y al mismo tiempo si Cristina respira está mal?
-Como somos contemporáneas, históricamente podemos no llegar a ver todo lo que Cristina significó y significa en la vida de las mujeres, la vida de nosotras, las sindicalistas por ejemplo, cuánto camino abrió haber tenido una presidenta como Cristina.
«Nosotros en Tucumán tenemos nuestras demandas como Movimiento Obrero al gobierno local, pero también esperamos que a nivel nacional se mejore la situación. Tenemos que asegurar el plato de comida y el salario de todos los trabajadores y trabajadoras»
-¿La oposición más fuerte, feroz y dispuesta a todo que tiene la Vicepresidenta se trasluce en las causas que le toca enfrentar, respaldada por una artillería mediática. La asusta esto?
-Cristina tiene el apoyo del pueblo, eso es evidente y claro. Muchas veces la quieren poner como aislada e individualizada en una posición de soledad. Ella no está sola y es más, en algún momento estas causas van a caer, ya pasó. No va a ser la primera ni la última vez que nos enfrentemos a un juicio que se parezca más un show que un juicio.
-¿Con las denuncias de Cristina esta semana se recuperó el músculo movilizador?
-Es lo que te decía, frente a todo esto que armaron y agitan a Cristina la bancamos antes, durante y la vamos a bancar siempre. Es lo que está pasando a la vista de quienes quieran verlo o no quieran. Porque como ella dijo no solo van contra ella, van contra todos y todas nosotras, ése es el objetivo que tienen.
-Una pregunta sectorial, judicial y gremial. ¿La diputada Vanesa Siley está en esa gama?
-Seguro que sí. Estoy orgullosísima de la conducción de Vanesa, del laburo que ella hace, de su forma de construir, de todo lo que aprendo de ella.
-Es evidente, porque en sus redes sociales habla más de Siley que de usted misma.
-(sonríe) Tengo gran admiración por Vanesa. La conocí en 2012, 2013, cuando ni pensaba ser sindicalista. Lo único que quería era tener algún tipo de conexión porque pasaban cosas en Tucumán que una veía y sobre las cuales necesitaba hablar. A Vanesa le escribí por redes sociales y en menos de un mes estaba en mi provincia escuchándonos. Desde entonces hay una unidad de concepción con lo que se quiere, con la construcción colectiva, el respeto a los compañeros y las compañeras. Trabajamos en el Poder Judicial y lo queremos transformar, queremos que sea más democrático, popular, que los hijos de los trabajadores y trabajadoras puedan al Poder Judicial. La construcción que hizo Vanesa desde la Federación y Sitraju es justamente el lugar para alcanzar esa meta.
-¿Cuántos trabajadores y trabajadoras hay bajo su responsabilidad?
-En el Poder Judicial de la Nación la población es de alrededor de 35.000 trabajadores y trabajadoras en todo el país, abarca la Justicia Federal, la Justicia Nacional, lo que depende de la Corte Suprema, el Consejo de la Magistratura y los Ministerios públicos de Defensa y Fiscal.
-Se infiere complicado avanzar en cambios allí.
-La necesidad de construir la cultura, la conciencia de clase, de vernos trabajadores y trabajadoras, de no vernos como un futuro juez o una futura jueza, o que somos una élite, o que nos diferenciamos, es un laburo cotidiano. También tengo que decir que no todo el Poder Judicial es lo que dicen a veces los medios. Por allí se lo conoce por las sentencias, decisiones o por posiciones políticas de cierto sector y eso no es todo el Poder Judicial. Lo que sí, durante mucho tiempo y por eso aparece Sitraju, no había ese lugar donde se pueda dar esta discusión y donde podamos decir: «Bueno queremos transformar este Poder Judicial, que sea igualitario, que haya ley de ingreso democrático y que se aplique». Que si cualquier persona quiere entrar al mismo rinda un examen y lo pueda hacer, y que no sea entrar al Poder Judicial porque sos «el hijo de, la hija de», y se multiplique la familia judicial de esa familia judicial. Nosotros queremos la otra familia judicial, la de los trabajadores y las trabajadoras.
-Está en un ámbito complicado como la justicia, usted asumió un desafío, y no es lo mismo trascender desde una provincia, aunque siempre hablamos del federalismo argentino.
-Estoy convencida que al Poder Judicial necesitamos transformarlo y que esa transformación viene de la mano de los trabajadores y las trabajadoras. No creemos en la transformación del Poder Judicial desde afuera, si bien se lo intentó, se hicieron cosas. Sucede que este poder se abroquela cuando los cambios vienen de afuera, entonces tiene que ser desde adentro hacia afuera. Nos pasó, recién te nombraba la ley de ingreso democrático que se aprobó en el 2013, está vigente y no se aplica. ¿Por qué? Porque la Corte no la quiere aplicar. Estoy convencida que es de la mano de los trabajadores como se transformará el Poder Judicial desde adentro y en Sitraju somos un gran equipo. En Sitraju tenemos claro que nuestra trinchera es el Poder Judicial y que Sitraju es el lugar desde donde lo podemos transformar. Confiamos en la convicción de Vanesa Siley y creemos que tenemos futuro, lo decimos nosotros, «somos futuro» realmente estamos convencidos de eso.
-Decir «somos futuro» ¿no es dar una ventaja respecto al presente? Más allá que ustedes se pararon de manos frente a una organización sindical histórica.
-Nosotros estamos trabajando el hoy pero sabemos que los cambios que demanda el Poder Judicial son de años, capaz que llegarán cuando esté jubilada, pero lo pensamos en el sentido de todo lo que queda por delante, sin dejar de asumir las responsabilidades que nos tocan hoy.
-Es abogada. Con la mano en el corazón, ¿somos todos iguales ante la ley?
-Somos todos iguales ante la ley pero no todos tenemos las mismas oportunidades. Para que realmente seamos todos iguales ante la ley necesitamos del Estado.
«Queremos transformar este Poder Judicial, que sea igualitario, con una ley de ingreso democrático y se aplique”. Que si cualquier persona quiere entrar rinda un examen y lo pueda hacer»
–¿Qué sintió cuando Rosenkrantz dijo que detrás de cada necesidad no hay un derecho?
-Nosotros salimos con un comunicado porque estamos convencidos en que detrás de cada necesidad hay un derecho y que era muy chocante lo que él decía y cómo lo decía, parado desde una situación de hablar de recursos ante que de derechos. No estamos para nada de acuerdo con esa visión.
-Y cuando ve, no solo en Tucumán a trabajadores y pobres adhiriendo a la derecha. ¿Piensa que el peronismo algo hizo mal o en que hay que dar vuelta esa situación?
-Las dos cosas. Pienso que hicimos algunas cosas mal pero sobre todo que tenemos que darlo vuelta, no hay que dejar de hablar con todos y con todas. Soy negativa a pensar que tenemos que encerrarnos y hablar entre nosotros. Si hay compañeros y compañeras que están apuntando al lugar donde justamente están cercenando nuestros derechos, lo que más tenemos que hacer es ir y conversar ahí. En Tucumán laburamos mucho con merenderos y ahí nos toca esto de ir y de hablar mucho. Obviamente te duele que en algunas provincias para la época de elecciones empiezan a aparecer cosas en las casas y vos tratás de decirles, «recibí todo pero en el cuarto oscuro tus derechos hacélos valer porque esto mismo que te dan ahora después te lo van a quitar o más».
-¿Cómo se lleva con su ego?
-Trato de mantenerlo lo más chiquito posible.
-Y si un día sancionan un impuesto al ego, para todos y todas, pagamos la deuda externa?
-¿Los argentinos? Seguro. (risas)
-Hablemos de pesadillas, como levantarnos un 24 de marzo y ver que no hay movilizaciones, ni gente en las calles, que se borró ese capítulo de la memoria. ¿Le pasó alguna vez?
-No, nunca me pasó y no se me cruza por la cabeza. Sí que, y es lo que trato también como mamá, es que no se pierda el mensaje. Porque nosotros somos los responsables de que nuestros hijos y nietos sepan que hubo unas abuelas, unas madres y una historia que tenemos un hoy porque hubo un ayer que incluye muchísimas cosas que no tienen que quedar en el olvido.
-¿Y sueña con su trabajo, que manda mensajes de whatsapp?
-¡Sí, mucho! (risas). También a veces estoy dormida y me acuerdo en sueños de algo que no hice y me mando un mensaje a mí misma, por las dudas, para no olvidarme a las 7 cuando me levante.
-¿En Twitter defendió enérgicamente al dulce de leche por sobre la pasta de maní?
-Justamente. ¿Cómo no voy a defender el dulce de leche, si soy fanática? No me dura nada.
-¿El día que la pasta de maní se haga popular habremos perdido parte de la soberanía?
-Absolutamente, no puede ser. Lo escribí en Twitter, la red que menos uso, por ahí me engancho en algo y me digo: “¿Para qué hacés esto?” Pero bueno, queda.
-Suele ocurrir en Twitter que uno participa con su nombre y su apellido y de repente le contesta un número, una máquina, un robot, una red de gente que agrede y está trabajando para fomentar y cosechar odio. ¿Cómo se lleva con eso?
-Al principio era más visceral, mucho más, me enojaba. En una época me enganchaba en cualquier discusión, incluso cuando empecé a usar Facebook me enganchaba mal sobre todo con mis propios amigos y eran horas de discusiones, cadenas de mails que nos mandábamos. Después es como que aprendés, hay cosas que empiezan a no tocarte, algunas veces trato de explicar, si es que hay algo que explicar, pero no soy de pelear porque ya crecí.
-¿Su compañero es el «termostato» a veces?
-Sí, Matías es más tranquilo, es mi cable a tierra y yo debo ser el suyo en otras cosas, él se engrana con otras circunstancias, diría que nos complementamos.
-¿Y cuando discuten entre ustedes?
-Estaría bueno para presenciarlo porque ninguno de los dos da el brazo a torcer (sonríe). Por ahí discutimos sobre cuestiones de política porque no es que pensamos todo igual.
-¿Diferencias políticas?
-Él es de Santa Fe no es tucumano entonces por las cuestiones que suceden en Tucumán discutimos muchísimo. No es que lo justifique pero yo veo la realidad de mi provincia y entiendo que todo esto de las malas decisiones que se toman es porque se piensa con el bolsillo y no con la cabeza, incluso en los sectores más populares, y eso es lo que más discutimos.
-¿Hay un feminismo más amable y otro menos?
-Sí. No soy tampoco quién para decir que es feminismo y que no es feminismo, pero sí hay un sector de compañeras que tratan de interpretar el feminismo pero para los demás, y yo creo que los feminismos son bastante amplios para que tengamos todas lugar en distintas luchas y cuando querés cerrar la puerta a alguna discusión no estás siendo del todo feminista, sobre todo en algunas cuestiones que tienen que ver con la universidad y con los compañeros y compañeras del colectivo trans, hay situaciones que ya no pasan por el feminismo sino que ahí hay otra cosa.
-¿Se enojó cuando prohibieron el lenguaje inclusivo en la Ciudad de Buenos Aires?
-Imaginate en Tucumán discuto por el tema del lenguaje inclusivo, si lo pude discutir con mi vieja y salir ganando me la banco para seguir discutiendo.
«Frente a todo esto que armaron y agitan, a Cristina la bancamos antes, durante y la vamos a bancar siempre. Es lo que está pasando a la vista de quienes quieran verlo o no quieran»
-Si algo faltaba salió Ricardo Arjona a criticar el lenguaje inclusivo.
-¡No consumo! (risas)
-¿Y qué música le gusta?
-Me gusta muchísimo la música y escucho de todo tipo, folklore de distintos artistas. Me crié en una casa con mucho folklore y mucha música. Me llevaron a recitales desde chiquitita, digamos mi vieja, soy hija única, mi viejo murió cuando tenía 5 años, así que con mi vieja soy una cuestión de “mochila presente full time”. En casa se consume mucha música, desde que estoy con Matias se metió la cumbia santafecina que antes no estaba. Voy mucho a recitales, me gusta, mirá cuando tenía 14 años me vine de escapada al recital de Guns N’ Roses. Mucha música y bien variada, también me gustan Los Piojos.
-¿Si tiene que mencionar una circunstancia que generó cambios importantes en usted?
-Me cambió la maternidad. Era una persona mucho más enojona, mis hijos me hicieron más paciente, lo nota mi entorno también, y trato de no enojarme mucho y de ser positiva.
Y en la despedida, sin mencionarlo se aprecia la presencia familiar para su recorrida sindical, nacional y popular que comenzó oficialmente hace más de 7 años. Además de su cartera y alguna carpeta hay un par de paquetitos que por el envoltorio prolijo denotan que son regalos para sus hijos que la esperan en Tucumán. Para Marieta Urueña Russo el afecto también se milita, se siembra y cosecha, lo expresó antes en la conversación previa y lo considera indispensable en tiempos de furia: “el amor vence al odio”.