El sector automotriz sigue funcionando como termómetro del enfriamiento económico, encabezando las suspensiones, despidos y paralizaciones de producción con su contraparte de reclamos, paros y movilizaciones obreras. Al resonado caso de la autopartista norteamericana Lear, que llegó a suspender a sus 450 empleados y cerrar su planta de Pacheco, se suman otros de menor intensidad pero que suman a la preocupación de trabajadores, sindicatos y gobierno.
Todas las empresas están sufriendo la presión de un mercado nacional y regional que está reduciéndose este año. Una fuente del sector autopartista precisó para El Cronista que las empresas se enfrentan además a la falta de reconocimiento por parte de algunas de las automotrices del aumento de los costos por la suba del dólar.
Por su parte, Johnson Controls, que produce butacas para Ford, acumula una veintena de despedidos. El viernes pasado, el despido de un delegado provocó una manifestación de 40 empleados que bloquearon la salida de camiones rumbo a Pacheco. La planta es proveedora just-in-time de los asientos que llevan los 570 Focus y Ranger que se fabrican todos los días en Ford. El sistema de entrega “justo a tiempo” implica que la automotriz no cuenta con un stock propio de butacas, de modo que la logística es un punto clave del acuerdo con el proveedor.
Los manifestantes reclamaron la «reincorporación de trabajadores despedidos, entre ellos el referente independiente de la conducción del SMATA Ignacio Ríos, que fue echado por un acuerdo entre la empresa y el sindicato por defender las condiciones laborales de los trabajadores».