Trabajadoras acompañadas por la organización Defensoría de Laburantes iniciaron un reclamo contra el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la empresa GIV S.R.L., que tiene la concesión de la Línea 147, por precarización laboral, malos tratos y hostigamiento. Denunciaron que fueron obligadas a realizar campañas para Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Diego Santilli mediante el uso indebido de datos.
“Estas empresas precarizan de forma sistemática a trabajadoras jóvenes sin otra salida laboral. Son obligadas a trabajar sin registración alguna, doce horas por día por un salario de pobreza. Son hostigadas, presionadas a trabajar sin descanso y obligadas a mentir para alcanzar objetivos políticos”, señaló Tamara Rossi, abogada de la Defensoría de Laburantes que acompaña el reclamo.
A partir de la tímida difusión de la denuncia y los datos de la Defensoría para sumar testimonios, empezarona a sumarse voces y detalles.
«Trabajé para GIV SRL. Efectivamente, se utilizan datos brindados por los vecinos para hacer utilización de los servicios públicos (de CABA) para luego utilizarlos ellos mismos en sus campañas políticas.» De confirmarse estos testimonios, el Gobierno que encabeza Horacio Rodríguez Larreta enfrentaría una demanda por malversación de fondos y uso ilegal de datos privados.
GIV SRL es todo un capítulo aparte. Los nuevos testimonios explican que trabajan bajo una modalidad que llaman «hora productiva», «quiere decir básicamente que solo se paga el minuto hablado». Esto no contempla tiempo de descanso, de ir al baño ni de tener una emergencia o turno médico. Te obligan a «devolver» ese tiempo.
A esto se suma el maltrato a través de distintas humillaciones, gritos e insultos. Si algún trabajador tomaba acciones legales contra la empresa ni se presentaban a las audiencias. También, aseguran los testimonios, suspenden personal «sin motivo claro para sacarte el presentismo» pero, además, los obligan a seguir trabajando.
No tienen feriados ni fines de semana porque al mes tienen que cumplir 126 «horas productivas», es decir, 126 horas habladas.
¿El target? Jubiladas y jubilados. «Decían que eran muy fáciles de convencer ya que a veces era el único llamado del día que tenían. Si no los llegábamos a convencer, nos paraban la línea para humillarnos y decirnos que somos unos inútiles que no servimos para nada. Que éramos solo números. El maltrato de ellas era constante.»
La manipulación y la mentira eran la única estrategia: «No podíamos decir que éramos de un call center, supuestamente éramos voluntarios. Teníamos que encuestar a la gente y terminar preguntando si apoyaban o no a María Eugenia Vidal, a Horacio Rodríguez Larreta o a Diego Santilli.»
Todo bajo amenaza, con que no hay trabajo, que no podían asociarse ni relacionarse entre trabajadores, que ellas sabían todo, monitoreaban los celulares y las redes sociales.
Los mensajes aseguran que en la oficina ni siquiera se respetan protocolos mínimos y los tienen hacinados hablando y comiendo en los boxes: «Así nos contagiamos todos de Covid.»
Otro mensaje asegura que la empresa perdió el contrato que tenía con el Banco Nación porque utilizaban los datos para beneficio del 147.
Este escándalo parece una bola de nieve que recién empieza y podría arrastrar a toda la facción larretista de Juntos por el Cambio a Tribunales.