El delegado gremial de Coto, Ramón Muerza, aprovechó una entrevista para hablar de una supuesta «pelea a trompadas con Alfredo Coto». La relación con el empresario luego mejoró al punto de financiar su campaña y marchar juntos para evitar las clausuras por precios abusivos que imponían sobre la cadena de supermercados.
Ramón Muerza tiene como meta para 2022 llegar a ser secretario General del sindicato más grande del país que cuenta con más de un millón de afiliados mercantiles. Con ese fin se empezó a relacionar en 2018 con María Eugenia Vidal, Diego Santilli y con Cristian Ritondo. También con un nutrido grupo de empresarios.
A pesar de ese respaldo, jura que durante las últimas elecciones del Sindicato de Comercio desde la alianza Cambiemos le hicieron trampa, que en realidad ganó él con su agrupación por más de 200 votos pero desde el poder político macrista le bajaron el pulgar e impusieron como líder Armando Cavalieri.
Lo llamativo del asunto es que en ese momento Muerza formaba parte de Cambiemos y que su propio hijo había sido ubicado por él en las listas del macrismo.
Lo más curioso de la entrevista que dio al portal Agenda Peronista fue cuando Muerza contó cómo fue la evolución de su relación con Alfredo Coto, dueño de la cadena de supermercados Coto. «La relación con Alfredo Coto no empezó bien. Nosotros empezamos como delegados en el 85. Es un tipo sanguíneo y lo empecé a respetar como trabajador. Se levanta a las 6 de la mañana y parte el día en dos, luego duerme la siesta y vuelve.», reconoció.
«Me acuerdo que una vez vino y se puso a insultar, diciendo quienes eran los hijos de puta que habían sido elegidos delegados. Yo tengo un dicho: ‘Me insultan a mi madre y le pego sin preguntar’. Y fue así y nos agarramos a trompadas. Después tuvimos una relación durísima porque fuimos al sindicato», dice.
«Yo estaba peleado con todos, con Coto y el sindicato. Hasta que se fueron modificando las cosas y a través de la mujer de Coto, Gloria, entendía que se podían hacer otras cosas. Y se modificó la relación.», aseguró Muerza.
Hoy Coto es el pilar de la campaña electoral del gremialista. Tanto es así que a casi dos años de la elección el dirigente tiene caja para patrocinar una velada de boxeo con televisación nacional
El manejo de la ira no parece ser uno de los fuertes de Muerza. Las acusaciones por aprietes, golpizas y persecusión sindical por parte de la agrupación que lidera recrudecieron durante la pandemia. Hubo denuncias penales por amenazas de despidos o amenazas físicas y por patotas identificadas con la granate que propinaron golpizas a los delegados díscolos que tienen reclamos para hacerle a Alfredo Coto.
También hubo testimonios en off de trabajadores que temieron dar nombre y apellido públicamente, a sabiendas de las consecuencias y hasta una denuncia con testimonio público frente a la secretaría de DDHH de la Nación.
Las consecuencias de esta política de silenciamiento sistemático y forzado redundó en despidos encubiertos con causas inventadas, muchos contagios innecesarios e incluso muertes por Covid-19 de empleados y de familiares de empleados.