José Voytenco, líder de los peones rurales, confirmó que no participará del Congreso con el que la CGT renovará sus autoridades. «Lamentablemente no ha habido ningún llamado con ofrecimiento a la institución para que nos sumemos a la conducción», aseguró. La UATRE representa a más de 400 mil trabajadores y es uno de los gremios con mayor cantidad de congresales.
La renovación de autoridades cegetistas se caracterizó por las desprolijidades. La falta de acuerdos, las imposiciones y las decisiones tomadas por un pequeño núcleo de dirigentes empiezan a pasar facturas.
El primero en tomar la determinación de no asistir por esas cuestiones fue José Voytenco, el secretario General de a UATRE, que se mostró molesto por la no inclusión de un gremio emblemático en la conducción de la central obrera.
«Después de haber estado alejados mucho tiempo de la CGT hemos decidido volver. He tenido un gran recibimiento», abrió Voytenco en declaraciones a Radio Rivadavia.
«La CGT tiene tres posiciones, nosotros estamos afuera de los tres esquemas porque veníamos fuera de la central» explicó el dirigente, que en el plano político tomó la determinación de mover a la UATRE del arco opositor en el que se encontraba y alienearla con el Frente de Todos.
«Lamentablemente el jueves me entero por los medios que se habían juntado 10 dirigentes de la mesa chica y teóricamente habían decidido como iba a ser la nueva conducción», cuestionó Voytenco.
Y agregó: «Siendo secretario general de la UATRE no he recibido ningún llamado con ofrecimiento a la institución para que nos sumemos a la conducción de CGT. Evidentemente no le interesamos como UATRE».
Esa falta de consideración detonó que el gremio, uno de los más populosos del esquema cegetista, no envíe a los casi 60 congresales que le corresponderían en la cita de hoy de Parque Norte.
Por otro lado, Voytenco se pronunció en contra de la reforma laboral que promueve la oposición: «En la situación social y política que vivimos en el país, urge la unidad del movimiento obrero argentino porque vamos a tener serios riesgos de convertirnos en una central obrera como la de Brasil después de una reforma laboral».