El plenario conjunto de secretarios generales de la CGT Azopardo y de la CGT Azul y Blanca que iba a definir este jueves la próxima medida de fuerza a adoptar, finalmente se postergó «por motivos de agenda» para la próxima semana.
El encuentro entre los principales dirigentes moyanistas y barrionuevistas se canceló a último momento y dejó en evidencia lo que ya es un secreto a voces. La relación entre los popes sindicales no pasa su mejor momento.
Formalmente las fuentes sindicales informaron que «hubo problemas de agenda, ya que algunos de los gremios de Barrionuevo no podían venir a la sede de Azopardo»
Esos motivos de agenda fueron la pantalla para un ruido de fondo que suena con fuerza desde hace tiempo y que ayer fue relatado por InfoGremiales como la disputa entre halcones y palomas.
Sucede que el sector duro, encabezado por el irascible líder gastronómico, quiere profundizar un plan de lucha que debilite al gobierno y que comience ya mismo.
Por su parte el sector más reacio a confrontar abiertamente es encabezado por el propio Moyano, que sabe de la deteriorada imagen de los sindicalistas y no quiere profundizar el descontento social ante una sucesión de medidas de fuerza.
Barrionuevo, sin embargo, con sus declaraciones públicas sobre posibles estallidos a fin de año hizo tambalear sus aspiraciones de alentar el plan de confrontación porque consiguió el repudio social generalizado.
Los exabruptos de “Bandeja” Barrioneuvo lo dejaron jaqueado y aislaron la estrategia de los halcones para una escalada a fin de año. Además potenciaron las posibilidades de Moyano de aislar las medidas de fuerza, mostrando su poder, pero evitando ser señalado como destituyente.
Además desde el moyanismo lo acusan a «Bandeja» de querer lanzar un plan de lucha cuando en realidad su poder está en baja y «no puede parar ni un hotel», en referencia a la escasa adhesión de sus representados a las medidas de fuerza.
Barrionuevo prefirió ayer apostar sus fichas a Carlos Acunña, hombre fuerte de su central y dirigente de los estacioneros de servicio, quien selló un acuerdo con Aranguren y desde Salta dio muestra de poder.
La semana próxima finalmente se verán las caras. La idea del moyanismo es desalentar una catarata de protestas y alejar las posibles medidas de fuerza o manifestaciones de diciembre por el peso simbólico que tomaría.