Aunque suene improbable, el plan casi utópico de Hugo Moyano es seducir a la clase media argentina, un sector social particularmente reacio a simpatizar con el jefe de la CGT opositora. Actualmente el camionero en las mediciones de imagen cosecha un 78% de opiniones negativas y se encuentra entre los medidos con menor aceptación.
El plan de Moyano es marchar a la Plaza de Mayo el miércoles 14 del mes próximo a llevar sus voces de protesta, principalmente sobre un tema que sensibiliza y es bandera de los sectores medios: la inseguridad.
Y si bien su socio, el controversial gastronómico Luis Barrionuevo, pretendía un paro clásico en línea con el que realizaron el último 10 de abril, se terminó por imponer la idea más heterodoxa de Moyano. El camionero parece haber tomado nota de los sondeos que demostaron un amplio rechazo al paro desde los sectores medios.
Al momento, el plan es que en la marcha no haya oradores o sólo hablen los hijos de trabajadores. Otra de las innovaciones que apuntan a «modernizar» el liderazgo del sindicalista.
Algo desconcertado por tales cambios cosméticos y el hincapié en la inseguridad, el otro socio reciente de Moyano, el ceteista Pablo Micheli, se terminó por bajar del acto, con acusaciones para el camionero y Barrionuevo.
Además, tanto Moyano como el gastronómico Luis Barrionuevo estimaron la dificultad de repetir otra jornada de paro general tan próxima a la última huelga.
La izquierda, por su parte, todavía duda. Si bien había tenido un gran protagonismo en el último paro, a partir del poder de fuego de sus piquetes, por el momento se debate entre la denuncia de una resolución entreguista y sumarse con sus propias consignas.
Sobre la metodología de los piquetes, Moyano también mostró cierta ambiguedad. Porque si bien aprovechó los cortes realizados por la izquierda en el último paro, a su vez se despegó de esa herramienta tan irritante para los sectores medios.
Incluso el hijo «progre» de Moyano, Facundo, el secretario General del sindicato de trabajadores de los peajes, afirmó que «los piquetes son ilegales». El diputado Facundo Moyano además funciona como una especia de ariete de Hugo para alcanzar a sectores extra-sindicales, muy al contrario del perfil de su otro hijo, el camionero Pablo.
De fondo, el jefe de la CGT opositora todavía alimenta su sueño de llegar a la presidencia, tal como blanqueó en un acto de fines de 2010, que incluso marcó el principio del fin de la afinidad con el gobierno de Cristina Kirchner.
Con tal objetivo, Moyano amplía su discurso y lo saca de lo estrictamente gremial. Incluso, su desembarco en Independiente va orientado a ganar popularidad por fuera del campo en el que mostró su mayor eficacia.
En contra de sus soñadoras aspiraciones presidenciales, se encuentra su histórica y altísima imagen negativa, congelada entre un 70% y un 80%. Perseverante, Moyano va de todas formas por los sectores medios, por improbable que suene esa aventura.