A raíz de la caída abrupta del poder adquisitivo de los salarios, la caída del consumo y la suba de los costos potenciada por los tarifazos de los servicios públicos, la crisis en la argentina no deja de expandirse y retroalimentarse y golpea fuerte al sector del comercio.
Una muestra acabada de ello lo representa el cierre de más de 33 sucursales en todo el país, de una de las cadenas de electrodomésticos más conocidas, como lo es Musimundo.
Ahora le toco el turno a tres de los locales más importantes que la compañía tenía en la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de las sucursales de Abasto, Caballito y Liniers. Por supuesto despidió a todo el personal.
Los establecimientos que bajaron sus persianas se encuentran ubicados en tres de los principales centros comerciales porteños y entre las razones del cierre se destaca la imposibilidad de hacer frente al costo de los alquileres en un contexto recesivo y de fuerte caída de las ventas como el actual.
La firma Carsa, propietaria del 50% de las 300 sucursales de Musimundo, a partir de mayo pasado, comunicó a la Comisión Nacional de Valores (CNV), que no cumpliría con el pago de intereses y capital de obligaciones negociables emitidas por $116 millones, a lo que sumó que la calificadora de riesgo Fitch Ratings, le bajara la calificación.
Más tarde presentó el concurso preventivo en la justicia y comenzó la debacle de la cadena que está cerrando puntos de venta y despidiendo a todo el personal que ocupaba en ellos.