Roberto Fernández expresó además la necesidad de unificar definitivamente a todos los sectores del gremialismo dentro de la CGT, Fernández consideró que «es de vital importancia construir una central obrera única que discuta con el Gobierno el desarrollo del país».
En ese sentido, puntualizó que «sin la participación de los trabajadores va a ser muy difícil que un gobierno pueda llevar solo adelante una política económica para el conjunto de la sociedad. Sería complicado para todos porque si acá no nos sentamos y programamos cuales van a ser las fuentes de trabajo, no vamos a salir de una situación difícil».
Consultado por Telam sobre cómo ve la situación económica y laboral, el gremialista sostuvo que «no se registran progresos como queríamos, porque la situación está muy difícil y los avances que se registran con las obras públicas no llegan a cubrir las carencias de otras áreas».
Al hacer referencia a la necesidad del diálogo tripartito entre gobierno, empleadores y sindicalistas, Fernández destacó que «debemos terminar con las actitudes en defensa de los sectores, ya que país necesite que todos tiremos para el mismo lado sino no hay salida».
Al respecto agregó que «necesitamos el diálogo para aplicar un programa de políticas de estado basadas en tres pilares: educación, seguridad y trabajo-producción».
No obstante, consideró a «la educación» como una política de Estado por sobre las otras dos, porque manifestó que sin ella «la Argentina es un país sin alma», a la vez que puntualizó que «ningún país crece si no crece la educación».
Interrogado sobre como veía el sindicalismo en general el creciente desarrollo tecnológico, Fernández dijo: «con preocupación, porque los cambios que se producen permanentemente en la tecnología debemos verlos con el Gobierno para saber como compensamos sus efectos indeseados; allí donde se pierden fuentes laborales, porque en la Argentina se necesitan muchos puestos de trabajo».
Sobre si la política influyó en el movimiento obrero donde existen diversas corrientes, respondió que «sí, porque el movimiento obrero está como la sociedad, todos partidos y eso es lo que no nos hace creíbles frente a gran parte de la gente».
Ante la pregunta de si el descreimiento de la sociedad frente al sindicalismo tenía que ver con episodios de corrupción, como los del ex titular del gremio de los portuarios (SOMU) Omar Suárez, o de Juan Pablo «Pata» Medina, ex responsable de la seccional de la Uocra en La Plata, Fernández admitió que «lamentablemente en esta sociedad existen un montón de personas que hicieron cosas que la Justicia tendrá que determinar si son ciertas».
De todos modos, aclaró que «lo que llama la atención, a veces, es el circo mediático o el uso político que se hace frente a determinados hechos y esto lógicamente asusta, porque de ser ciertos los hechos de corrupción evidentemente hay mucha gente comprometida, en general».
Fernández enfatizó que «se habla mucho de corrupción sindical y no se habla nada de corrupción política o empresaria; no obstante, creo que llegó la hora de ponerse serios, porque se ha puesto de moda que para salvarse, uno le pega al otro, porque para llegar arriba tengo que matar al otro».
Finalmente, el jefe de la UTA opinó que el gremialismo en su conjunto fue utilizado por los políticos, y aclaró: «Yo hablo por mí y entiendo que sí, pero nosotros también fuimos culpables por haberlo aceptado».