Trabajó más de 10 años en la multinacional First Data Cono Sur (que ahora se llama FISERV y provee servicios financieros para Visa, Mastercard, Posnet) hasta que este gerente que apareció en 2015 empezó a acosarla. ¿Cuánto tiempo habrá pasado Tamara Tello Borisovsky decidiendo cómo vestirse para ir a trabajar a la oficina? Es que siempre hay gente que desconoce la cantidad de energía que consume tratar de convivir en un ambiente laboral con un acosador. En una ocasión, llevó botas para lluvia y este gerente de la nada le puso el mote de "bomberita" con un tufillo lascivo inconfundible. Aún sin identificarlo claramente, Tamara empezó a buscar estrategias para salir de la mira, como medir los tiempos, los espacios, su lenguaje corporal, su discurso, su interacción con sus compañeros, con sus compañeras. Pero el acoso no se provoca ni se elige. Su jefa directa incluso, seguramente con el afán de ganarse el visto bueno del gerente, se sumaba alienada y cómplice a esa violencia disfrazada de chistes, "Mirá cómo vino hoy Tamara", la exponía. Primera revictimización.
El acosador se hacía el gracioso frente a sus compañeros y compañeras, obligándola a sonreír amable aunque sea de nervios. El miedo de perder la aceptación de los pares, beneficios laborales o incluso el mismo trabajo, hacen que sean incontables las personas, mayoritariamente mujeres, que conviven como pueden con este tipo de hostigamiento. De hecho, Tamara se quejaba con su pareja o con amigos del trabajo sobre el gerente y ellos le enrostraban "Ese tipo te está acosando" pero ella, negando su propio padecimiento, les respondía que tal vez no era para tanto. Hasta que en noviembre de 2016, asumió que era víctima de acoso e hizo lo que indica el código de conducta de la empresa y lo denunció ante Recursos Humanos. Detalló los mensajes de whatsapp, los mails (enviados desde la cuenta institucional) obscenos, misóginos y las frecuentes exposiciones delante de compañeros o superiores con bromas humillantes, pero la empresa ni siquiera lo separó de ella y siguieron trabajando en el mismo piso. Segunda revictimización.
Resistió dos meses la pasividad de la empresa, mientras el acoso continuaba hasta que en una ocasión la obligaron a quedarse a solas, de noche, trabajando cara a cara con el denunciado. Tercera revictimización. Para ese momento su cuerpo no aguantó más y el 5 de enero de 2017 pidió licencia psiquiátrica por la angustia y los ataques de pánico que le generaron el acoso primero y la complicidad después. Hizo la denuncia ante la ART que constató una patología por acoso laboral pero rechazó el siniestro porque no se encontraba dentro de las enfermedades cubiertas por el sistema. Cuarta revictimización.
Para completar el cuadro, las represalias de la empresa terminan increíblemente recayendo sobre ella. Porque cuando se quiso reincorporar, simplemente se lo negaron. Una más y van...
Frente a esto Tamara inició un juicio laboral contra Posnet SRL, que es la empresa que la tenía en su nómina de empleados y la que tenía la responsabilidad de garantizarle un ambiente seguro para trabajar. El Juzgado Nacional de Primera Instancia del Trabajo Nro. 56 ordenó su reincorporación. La empresa debía pagarle los salarios caídos luego de la culminación de la licencia psiquiátrica y debía "velar por su integridad" pero desconociendo el acoso. Así lo cuenta la Revista Cítrica: "Ambas partes apelaron, pero la Sala X de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo falló en contra de Tamara: revocó la reinstalación y la revictimizó al considerar que consintió la "conducta inadecuada" del gerente por demorar en exigirle que terminara con su actitud." Van seis.
Su abogado Guillermo Pérez Crespo presentó un Recurso Extraordinario. Por otra parte, la Asociación de Abogados Laboralistas (AAL) tomó conocimiento del fallo y se presentó ante la Cámara por medio de AMICUS para que otorguen el recurso extraordinario que permitiría llegar a la Corte: "No hay reparación posible al agravio a la dignidad de la actora como persona y como mujer si se confirma la sentencia que rechaza la denuncia de acoso sexual y por otro lado consolida su exclusión de hecho y pérdida de puesto de trabajo, en una decisión insólita y arbitraria por parte de los jueces de alzada." pero la Cámara rechazó ambos pedidos. Séptima revictimización. Tamara denuncia "no nombran el acoso sexual como si no existiera, solo hacen referencia a una "conducta inadecuada" por parte de este hombre, que además está en un lugar de jerarquía, con el que hacía uso y abuso de poder sobre mí".
Pero aún hay más: Pese a que Tamara estaba al momento de la denuncia fuera de convenio (situación en la que, afirman, se encuentra la mitad de los trabajadores de la empresa) el Cuerpo de Delegados asumió la responsabilidad de su defensa. Uno de los delegados, Juan Cruz Canel, que la acompañó durante todo el proceso, envió un correo denunciando la situación a sus superiores de Estados Unidos y a todo el personal de la empresa a través del mail institucional de la empresa. Actuó porque el gerente no sólo no había recibido más castigo que dos días de suspensión sino que le habían puesto más personal a cargo. La respuesta fue iniciarle un juicio de desafuero sumarísimo por no cumplir con el "código de conducta" acerca del uso de esa cuenta. Es decir, si los trabajadores usan el mail institucional para acosar personas no hay problema, pero si se usa para denunciar ese acoso, buscan echarte con causa. Mientras, Canel volvió a renovar sus fueros hasta abril de 2020.
Por supuesto, Tamara no fue la única víctima de "el gerente", hay más trabajadoras acosadas que no se animaron a denunciarlo, sólo una quiso apoyar la como testigo pero en el transcurso del juicio se fue a vivir demasiado lejos, lo que impidió su presencia.
A Tamara le preocupa que la Justicia se expida de una forma tan injusta y patriarcal, por ella misma pero también por todas las que de a poco se van a animando a denunciar. En septiembre de este año, el colectivo Actrices Argentinas acompañó la denuncia penal por acoso sexual y maltrato físico de la maquilladora Anahí de la Fuente contra el ex director de Centro Cultural San Martín, Diego Pimentel. Hablando con Info Gremiales se acordó de ella: "¿Qué va a pasar con la denuncia de esta chica si queda este precedente?".
Por otra parte, la sentencia va a contramano de los convenios internacionales que está adoptando Argentina. Los representantes de los gobiernos, empresarios y sindicatos, que forman parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Argentina Incluida, aprobaron en junio de 2019, el Convenio y la Recomendación sobre violencia y acoso en el mundo del trabajo. El artículo 1 define la expresión «violencia y acoso» en el mundo del trabajo como "un conjunto de comportamientos y prácticas inaceptables, o de amenazas de tales comportamientos y prácticas, ya sea que se manifiesten una sola vez o de manera repetida, que tengan por objeto, que causen o sean susceptibles de causar, un daño físico, psicológico, sexual o económico, e incluye la violencia y el acoso por razón de género". A su vez, especifica: "la expresión «violencia y acoso por razón de género» designa la violencia y el acoso que van dirigidos contra las personas por razón de su sexo o género, o que afectan de manera desproporcionada a personas de un sexo o género determinado, e incluye el acoso sexual."
Foto: Juan Pablo Barrientos Viojf @jpb_viojfl para Revista Cítrica