"Perspectiva con la compañía aérea no tenemos ninguna", aseguró el sábado el ministro de Trabajo Claudio Moroni al ser consultado por la situación de la línea aérea Latam. "No nos queda más por hacer. Lo que queda es una serie de decisiones individuales. No quedan más herramientas administrativas", agregó.
Las palabras de Moroni llegaron momentos en que la firma está terminando un proceso de vaciamiento de activos. Devolvió los inmuebles que alquilaba, no tiene propios y tampoco tiene aeronaves a su nombre. Sólo le quedan sin poder mover cinco de sus aviones Airbus A320 hoy emplazados en el Aeroparque metropolitano, donde la semana próxima comenzarán obras de ampliación, tanto en la pista como en la terminal de pasajeros.
Los aviones están estacionados en la pista y dentro del hangar que LATAM construyó en ese aeropuerto hace más de una década y, de no despegar esta semana hacia algún otro aeropuerto, deberán permanecer forzadamente durante los cuatro meses que está previsto dure la obra.
Esa retención de los aviones forma parte de la resistencia de los gremios aeronáuticos, que se niegan a hacerlos despegar hacia los aeropuertos de Córdoba y Ezeiza , como solicitó la empresa.
La movida gremial apunta a forzar una negociación con la empresa de capitales chilenos y brasileños para que pague una indemnización doble a los empleados que siguen vinculados. Es que le firma promovió un agresivo plan de "retiros voluntarios" bajo coacción de no pagar nada. Con él ya desvinculó unos 900 empleados.
El sábado, empleados de la compañía y representantes gremiales manifestaron, una vez más, en la puerta de Aeroparque para apoyar a unos 30 empleados que desde el 13 de julio acampan en el hangar de LATAM. Con la consigna " #no a la extorsión ", los gremios reclaman la doble indemnización. La medida se vuelve a repetir hoy y promete continuar.