Los empleados de la gráfica Donnelley volvieron a reclamar esta mañana con un corte frente al juzgado, el pago de sus salarios y la habilitación de la cooperativa MadyGraf para que pueda facturar los trabajos realizados desde que los dueños declararon la quiebra y la empresa es autogestionada.
El delegado Jorge Medina declaró: “Después de la movilización de la semana pasada, el juez Santicchia se comprometió a darnos una respuesta este martes 30 de septiembre sobre el pago de nuestros salarios. Desde que la multinacional Donnelley cerró ilegalmente, nosotros seguimos produciendo. Pero no cobramos un peso porque los síndicos Rizzo y Plastina y el juez retienen todos los cheques de nuestros trabajos y no nos autorizan el cobro».
Según Medina «Ya hay más de cinco millones de pesos en cheques de lo que produjimos en este primer mes. Esa plata nos corresponde. Tampoco liberan los fondos millonarios de Donnelley, que tenía a la fecha del pedido de quiebra veintidós millones de pesos en cuentas bancarias y trescientos mil dólares en el Banco Citi de Estados Unidos. Estamos trabajando y tenemos que cobrar para sustentar a nuestros hijos y a nuestras familias”.
El delegado René Córdoba agregó: “Los trabajadores no podemos esperar más. El martes 30 de septiembre nos movilizamos nuevamente al Juzgado para exigir al juez que libere de una vez por todas los fondos de nuestros salarios. El Gobierno denunció la quiebra como fraudulenta. Dijo que iba a garantizar los puestos de trabajo. Pidió la detención de los accionistas. Sin embargo, después de más de un mes, en los hechos concretos todavía no tenemos una solución real para garantizar nuestros salarios.”.
Hernando Charles Mengeon, de la Comisión de Prensa y Difusión, agregó: “Mientras peleamos para poder cobrar nuestros trabajos, los trabajadores planteamos que la salida de fondo para mantener los puestos de trabajo es la expropiación sin pago de la fábrica y su estatización bajo gestión de los trabajadores para ponerla al servicio de la comunidad, imprimiendo materiales escolares accesibles a todos los sectores, especialmente a los más humildes, que hoy no tienen acceso a la cultura, para que a ningún chico le falte un libro.”.