El análisis, elaborado por la oficina regional de la entidad tripartita, con sede en Lima, reveló que los 10 millones de mypes generan cerca de 47 por ciento de los empleos de la región, que aumenta a 75 por ciento si se le suman los 76 millones de cuentapropistas, en contraste con el 20 por ciento de puestos de trabajo que emanan de las grandes empresas y el sector público.
Sin embargo, la tasa de informalidad laboral llega a casi 59 por ciento en las empresas con menos de 10 empleados, y baja a 14,4 por ciento en las que tienen más trabajadores, mientras que entre los cuentapropistas es de 82 por ciento.
Las brechas también se manifiestan en la protección social, ya que solo 13 por ciento de los trabajadores por cuenta propia tiene seguro de salud, en tanto la cobertura es de 32 por ciento para las microempresas y llega hasta 86 por ciento en pequeñas empresas y 90 por ciento en las grandes.
También hay diferencias importantes en cuanto al nivel educativo. Entre trabajadores por cuenta propia solo el 12 por ciento tiene educación superior, 15 por ciento en las microempresas, 27 por ciento en las pequeñas compañías y poco más de 50 por ciento en las grandes.
Por otra parte, el informe de la OIT destaca la alta heterogeneidad estructural en materia de productividad, ya que apenas 20 por ciento de la fuerza laboral trabaja en sectores que operan por sobre el promedio regional de productividad, mientras que el 80 por ciento está empleado en empresas que operan por debajo de esa media.
“El predominio de las mypes en la estructura productiva genera grandes brechas de trabajo decente y condiciones laborales, y al mismo tiempo es un freno para el crecimiento de la productividad y de las economías en general ”, señaló el director de la OIT para América Latina y el Caribe, José Manuel Salazar, quien recalcó la necesidad de generar un entorno propicio para que estas unidades puedan mejorar sus condiciones y engrosar el estrato de empresas medianas.
Salazar planteó que es esencial redoblar los esfuerzos para tener vigorosos ecosistemas empresariales que permitan a las mypes a crecer y mejorar sus resultados “para el desarrollo de los mercados de trabajo y el crecimiento del empleo en la región, así como para la transformación productiva y el aumento de la productividad de nuestras economías”.
El funcionario añadió que uno de los desafíos estratégicos para la región es lograr que las mypes se estabilicen y crezcan, y de esa manera contribuir a aumentar la densidad de empresas medianas, que son apenas 0,4 por ciento del total de empresas en este momento.
El representante de la OIT recalcó que un entorno propicio favorecedor de un cambio estructural será necesario para “elevar la productividad, crear más y mejores empleos y reducir la desigualdad” en esta región, y permitiría estar mejor preparados para enfrentar situaciones de volatilidad como la que causa la desaceleración del crecimiento económico actual.
“Se requieren políticas de desarrollo productivo, con políticas laborales, educativas y de formación que mejoren la calidad del empleo y repercutan sobre otros aspectos fundamentales, como el respecto a los derechos en el trabajo.
Las agendas productiva y laboral deben estar coordinadas y no separadas como es frecuente. Estas políticas se refuerzan mutuamente”, agregó.
La simplificación de la reglamentación, el acceso al financiamiento, las medidas de apoyo a la formalización tanto empresarial como laboral, las estrategias para aumentar la productividad, las incubadoras de empresas, el acceso a tecnología y procesos de innovación, los programas de formación, la participación más activa de los trabajadores, los modelos de gestión más modernos, forman parte del repertorio de medidas complementarias sugeridas por la OIT como parte de políticas integrales para las mypes.