La ministra de Trabajo, Kelly Olmos, se mostró a favor de reducir la jornada laboral y acusó a dirigentes de la Unión de Trabajadores (UIA), quienes se manifestaron en contra, de intentar «justificar la esclavitud».
Para Olmos, es «muy oportuno y correcto» discutir al respecto, ya que la Argentina aún se rige bajo la ley de Jornada de Trabajo, sancionada en 1929, hace casi cien años, que establece las 48 horas semanales.
«En el mundo hay todo un debate y modificaciones significativas. Es una oportunidad para debatir y para establecer un marco legal que fije un horizonte de reducción de forma escalonada», expresó en declaraciones radiales, y ejemplificó: «Si se fija un horizonte de 40 o de 36 horas, no se puede trazar de un día para el otro, pero sí se puede ir planteando un cronograma o mecanismo que nos acerque a esa meta».
Tras las críticas del sector empresarial, la funcionaria del gabinete de Alberto Fernández argumentó: «Los procesos de reducción no tienen perdida de productividad sino ganancia, eso establecen distintos estudios».
«Es un debate rico, interesante, oportuno, que permite ir previendo otra distribución del tiempo, del trabajo y la vida persona, además otro balance en la vida de cuidados», remarcó.
Las intenciones del oficialismo de reducir la jornada laboral despertó bastas críticas en la cámara empresaria, una de ellas, encarnada por Julio Cordero, vicepresidente de la entidad, quien sostuvo: «Yo limito la jornada para que trabaje menos, ¿para qué? ¿O sea, está mal trabajar, estamos en contra del trabajo? ¿Para qué, para ir afuera a hacer qué? Por supuesto, la vida familiar es absolutamente importante, pero esto ya se debatió internacionalmente.».
Luego de la polémica del dirigente empresarial, Kelly Olmos arremetió: «Es inconsistente, como justificar la esclavitud, diciendo que el ser humano se realiza trabajando, con los salarios y límites adecuados. Ellos fueron muy inconsistentes».
Por último, explicó que se trata de un debate en relación con la legislación laboral que de ser aprobado implicará una reforma del conjunto del sistema, y concluyó: «Cuando se ponen en una posición tan extremadamente en contra es porque el análisis inicial que hacen es que si se trabaja menos y se cobra lo mismo, hay una redistribución a favor de los trabajadores y manifiestan no estar de acuerdo».