
Contra lo que indicaba su historia, la Aduana porteña tuvo un alto acatamiento al paro del día de ayer. La adhesión se vio reflejada no solo en las escenas de oficinas vacías sino también con la alta circulación de las mismas en las redes sociales de los aduaneros, habitualmente reacios a sumarse a estas medidas.
El tercer paro general convocado por la CGT y las dos CTA contra la gestión libertaria de Javier Milei se sintió con potencia en la Aduana, un lugar donde habitualmente costaba y cuesta hacer sentir el rigor de las huelgas.
«Esta gestión se mandó 2 grandes macanas con la Aduana, le está tocando el bolsillo a los laburantes y tiene al organismo con una conducción insípida», señalaron desde el gremio conducido por el veterano Carlos Sueiro haciendo referencia a algo que viene galvanizando la gestión libertaria: la falta de timoneles fuertes en las áreas sensibles de gestión.




Desde otro grupo de trabajadores aduaneros también comentaron que el presente paro era «un llamado de atención’ al sindicato que este año enfrenta elecciones y que, tradicionalmente, surfeaba las discusiones del movimiento obrero a caballo de la excepcionalidad que implica representar trabajadores cuyos ingresos lo colocan en la cúspide de los asalariados nacionales.
«La misma situación tienen los aceiteros de la soja, pero Yofra pelea esos salarios para q no pierdan con la inflación… ¿vos sabes cuánto nos licuaron a nosotros el último año?», explicaban haciendo referencia a la pérdida que padecen todos los estatales desde el inicio del gobierno de Milei y de la que los aduaneros no son excentos.
Al margen de la discusión intestina, los conocedores de la Aduana hablan de una jornada «histórica» de ayer y entienden que obedece al cambio de clima política que se está empezando a sentir en diferentes sectores de la sociedad.