La renovación de autoridades de la CGT del 22 de Agosto es cada vez más incierta. Luego del contundente paro del 25 de junio, en el que por primera vez en más de 15 años confluyeron todos los sectores del arco sindical, el triunvirato parece tomar algo de aire y los Gordos empezaron a fogonear la idea de una continuidad de la conducción, hasta entonces erosionada y sin futuro.
En medio de cónclaves sectoriales (cada vez más frecuentes e intensos), reuniones transversales y cumbres de dirigentes, la posibilidad de la sobrevida de la conducción de tres, y con los mimos nombres, empezó a reformular estrategias. Quedarse o romper son las alternativas que se abren, en medio de un escenario económico, político y social complejo
La fórmula Pablo Moyano – Sergio Palazzo ya estaba «en campaña» para liderar Azopardo desde agosto, pero con el nuevo escenario cada uno elige el camino a tomar. Hugo Moyano sigue apuntalando la candidatura de su hijo mayor e intenta alimentarse de quienes hasta ahora se mantuvieron al margen de la rosca cegetista: Smata, el MASA y la UOM. Sin embargo, las presiones del camionero tienen un límite. Ni la tropa propia parece dispuesta a romper la CGT en caso de que Gordos y Independientes obturen la renovación.
La Corriente Federal de Trabajadores, por su parte, delinea su estrategia utónoma. En el espacio están convencidos que no habrá Congreso el 22 de agosto y que la tríada Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, seguirá al frente de la central obrera. Por eso, en encuentros que realizaron en los últimos días, ya resolvieron que no se irán de la CGT bajo ninguna circunstancia: «Eso sería hacerle un favor al Gobierno. No tiene sentido irnos a una central obrera que no tendría la capacidad de parar el país», señalan. Esperan presionar desde adentro, con los plenarios de los secretarios generales, los Confederales y la fuerza que van tomando las regionales, con las que mantienen buena sintonía.
Adicionalmente apuestan a que la conflictividad social supere a la conducción del triunvirato y los empuje a determinar las protestas. La primera resolución es aportar a la movilización, que esperan multitudinaria, del 9 de julio. Creen que superará la convocatoria del 25 de mayo y que será el vórtice de otra escalada de protesta social.
«Nos tenemos que quedar para rodear al Consejo Directivo y obligarlos a salir a la calle, como empujamos el paro del 25», confiaron. Para ello, ratificarán su perfil combativo, con los dirigentes ganando las calles, y sostendrán su lugar en la multisectorial #21F, frente en el que participarán en paralelo a su pertenencia cegetista.