Las presiones de las empresas para que los empleados vayan a trabajar los días de paro general, no son algo nuevo. Lo que parece haber ocurrido en esta oportunidad es que entre las firmas no hubo ningún intento de no visibilizarlas, sino que quisieron exponer su poder para disciplinar.
Así como ocurrió con grandes cadenas de supermercados, algo que por ejemplo denunció el Sindicato de Empleados de Comercio de Zona Oeste, la firma GSA, tercerizada que cumple funciones para Cablevisión, envió una intimidante correo a sus trabajadores para evitar que se adhieran a la medida de fuerza.
En su casilla personal, cada operario recibió en mail que les contaba que, tras un relevamiento sobre la «movilidad propia», la firma ponía a disposición una flota de remises para que se acerquen a sus puestos de trabajo el 6 de abril. Además, agradecía la «colaboración».
Esa presión, que circuló bajo la amenaza de incorporar a una especie de «lista negra» a quienes se adhieran al paro, cercenó el derecho de los más de más de 150 despachantes del contacto telefónico que cumplen funciones para el poderoso Grupo Clarín.
Los trabajadores, que actualmente se encuentran encuadrados bajo el Convenio Colectivo de Trabajo de Comercio, denunciaron en forma anónima la situación por temor a represalias.