Trabajadores de la salud del Sanatorio San Justo, que pertenece al sindicato camionero y está ubicado en la localidad bonaerense de La Matanza, realizan un plan de lucha que incluye el estado de asamblea permanente desde hace días en reclamo del «pago de salarios atrasados», informaron los voceros gremiales del sindicato de la Sanidad.
Los trabajadores del gremio de esa actividad realizaron un corte parcial del tránsito en la ruta nacional 3, en el cruce con la Avenida Perón de San Justo (La Matanza), afirmó Analía Maldonado, delegada gremial del Sindicato de la Sanidad (Fatsa).
«El conflicto comenzó el martes último, cuando se cumplió el quinto día hábil para abonar los salarios y se notificó por carta-documento de la situación, lo que motivó la intervención del Ministerio de Trabajo. Se otorgó a la empresa un día más para que pague y no lo hizo. Ayer se concretó entonces el corte de ruta y continúa el conflicto», dijo la dirigente.
También explicó que desde hace meses «la empresa abona los salarios en cuotas o no los paga», y añadió que idéntico conflicto «se replica en las clínicas del gremio camionero de Liniers, Villa Martelli, Antártida, Avellaneda, los consultorios externos y domiciliarios».
Son más de 500 los trabajadores afectados en el Sanatorio San Justo, en Juan Manuel de Rosas al 3.200, quienes «no perciben sus haberes en tiempo y forma», indicó, a la vez que denunció que existe «ausencia de insumos generalizada» en el establecimiento.
«Hay falta de papel higiénico, no hay aire acondicionado, los baños están rotos y no hay blindex en la recepción de las guardias, donde el personal de sanidad fue agredido por los propios camioneros que concurrieron a atenderse. Algunos trabajadores de los sectores de enfermería y administración fueron golpeados», denunció la delegada gremial, quien sin embargo confirmó que se mantienen las guardias mínimas en ese centro asistencial.
«No hay ningún tipo de negociación y, la empresa, continúa sin abonar los salarios. La medida gremial se mantiene, y también el plan de lucha», concluyó la trabajadora.