La Corte Suprema anuló el falló que ordenaba a la Obra Social del Personal de Control Externo (Ospoce) y a una prepaga a cubrir la totalidad del valor de un medicamento para una paciente con fractura vertebral por osteoporosis. El hombre fuerte detrás del fallo es Hugo Quintana, uno de los «invisibles» más poderosos del mundo sindical.
El máximo tribunal dejó sin efecto la sentencia dictada por la Cámara Federal de San Martín ante la acción de amparo promovida por M.I.C. contra la Obra Social del Personal de Control Externo (Ospoce) y la empresa de medicina prepaga Swiss Medical, que solo aceptaban cubrir un 40%.
Según fuentes judiciales, en su demanda M.I.C. afirmó que la adquisición de «Teriparatida 20 miligramos – Jeringas rellenadas por 30 unidades», equivalía a casi la mitad de sus ingresos sumados a los de su marido. Sus médicos indicaron la necesidad del remedio ante «el riesgo de nuevas fracturas» y «la imposibilidad de abandonar el tratamiento comenzado».
Ante ello, la obra social Ospoce expuso que las leyes 23.660 y 23.661 disponen la composición del Plan Médico Obligatorio (PMO) y que la Resolución 310/2004 del Ministerio de Salud -que establece los medicamentos que lo integran- «no prevé el remedio requerido» para M.I.C.
Para la parte demandada, de acuerdo a las normas vigentes sobre drogas para el tratamiento de enfermedades de los huesos, solo correspondía otorgar una cobertura del 40% del costo del remedio, por tratarse de uno de uso ambulatorio.
El máximo tribunal recordó el «carácter fundamental del derecho a la salud», pero destacó que el mismo «de raigambre constitucional, así como los principios y garantías consagrados en la Carta Magna, no son absolutos, sino que deben ser ejercidos con arreglo a las leyes» que los reglamentan.
La Corte subrayó que la demandante «no es discapacitada», que «cuenta con ingresos propios» y «no se encuentra en situación de especial vulnerabilidad, por lo que no se advierte que la provisión del medicamento, de acuerdo con las previsiones normativas expuestas, signifique una afectación de su derecho a la salud», más cuando, según las prescripciones de los especialistas, «el tratamiento no puede superar los 18 meses».
Además, la mayoría de los integrantes de la Corte ponderó también un informe del Cuerpo Médico Forense, que destacó que de los antecedentes clínicos de M.I.C. «no surgen indicadores de urgencia».
El voto que prevaleció y mandó dictar una nueva sentencia fue firmado por el presidente Carlos Rosenkrantz y los ministros Elena Highton, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti, mientras que Horacio Rosatti se pronunció por el rechazo del recurso de queja de Ospoce.
El cerebro detrás de esa obra social, hábil litigante, es Hugo Quintana. Es el hombre fuerte de la Asociación del Personal de Organismos de Control (APOC) desde hace más de tres décadas que ahora se despegó de la secretaría general para redireccionar sus esfuerzos al plano internacional.
En 2019, cuando su plan internacionalistas ya estaba en marcha, asistió junto Eduardo Duhalde a un evento de la Unión Latinoamericana de Trabajadores de Organismos de Control (ULATOC).
En 2020 ya lo presidía y este año renovó su cargo. Según informó Clarín el 4 de junio, «durante la apertura remarcó la centralidad del control de las políticas públicas, sobre todo aquellas relacionadas a la pandemia.”
Quintana estuvo enrolado en la CGT de Luis Barrionuevo y pasó a sostener las filas del Frente Renovador de Sergio Massa. Le pasó el control de APOC a Federico Recagno, un radical que además preside la pequeña central obrera de la UCR, la Organización de Trabajadores Radicales (OTR).
En 2009, Quintana fue generoso aportante del espacio encabezado por Francisco de Narváez, esperanza opositora del duhaldismo. El rumor era que el sindicalista puso cerca de un millón de pesos de aquel entonces.
En 2011 Quintana fue candidato a diputado nacional por el Peronismo Federal en la Capital Federal, en la boleta que encabezó Martín Redrado y acompañando a la malograda fórmula presidencial de Duhalde-Das Neves.
Luego de aquella fallida experiencia, Quintana se acercó al PRO de Mauricio Macri que lo cobijó hasta su pase al massismo en 2014. Desde allí logró colocar en la cámara baja a una dirigente de su confianza, Carla Pitiot.
Más tarde se volvió el principal sponsor de la aventura electoral de Miguel Ángel Pichetto. De hecho el propio Quintana es sponsor y director de la revista Movimiento 21. Esa publicación, convertida en grupo político, auspició los eventos en los que Pichetto hizo sus primeros coqueteos con la eventual postulación presidencial.